Apasionado por la naturaleza, enamorado del campo, los atardeceres, defensor de los animales, encantado por las noches de luna llena y admirador eterno del agua. Amante de lo oculto. Amigo de la Virgen María. Conocedor de tus íntimos secretos, somos uno, nada esta oculto bajo la piel. Literalmente puedo ver tu “Ser”. Buscador incansable de la sabiduría, la iluminación y la santidad. No te imaginas con quién te has encontrado… Un brindis por la sinceridad, la honestidad y la amistad.
Y qué me quedó de lo que decías sentir. Qué me quedó de tu acento extraño, de las imaginarias invitaciones que se perdían en las noches y se ahogaban en las olas del mar. Qué quedo de las promesas que se desvanecieron en mis inseguridades, en el juego eterno que no pude sostener y que la distancia terminó por vencer. Lo dude, tuve mis dudas, pese a tu aparente seguridad. Hoy tengo la razón, el olvido nos cobijó como la promesa que hacen las estrellas cuando la salida del sol las distancia de la luna. Nos quedamos parados impotentes observando como el tiempo consumía los restos de unos hilos de sentimientos que se tejieron en la virtualidad de la inmaterialidad, en el sonido de tus risas y en los golpes aquellos de tu vajilla. Ahí se disolvieron las palabras de lo que no fue y de lo que no es, de aquello que un día sentí, que se camufló entre los amarillos y se inicio en el blanco y negro de tus cabellos húmedos. Ahí quedó como un error de antaño que la impulsividad me obligó a cometer, y que queriendo y no queriendo nos arrastró a los abismos de las fantasías que se crean cuando la soledad se mezcla con la prosa y la ilusión. Y sabes, no tenías razón, al parecer no es “algo más que la distancia” es “el dolor y la nostalgia” que innegablemente se producen por lo primero y me niegan “darte un beso cada noche, que tus manos me enamoren, y que lo nuestro crezca cada día más” para algún día en una tarde de verano poder decir, “somos algo más”. Como ves es simple. No es el texto del que escribe en la formula que no entenderías, como el insulto que alguna vez escondí en un anagrama. Son frases que están en nuestras mentes, que conocemos, y que al menos éste, que alguna vez tuvo celos de las hojas que caían sobre tu jardín, necesita decir…
Cuando te beso,
todo un océano me corre por las venas,
nacen flores en mi cuerpo cual jardín,
y me abonas y me podas soy feliz ,
y sobre mi lengua se desviste un ruiseñor,
y entre sus alitas nos amamos sin pudor,
cuando me besas;
un premio Nóbel le regalas a mi boca.
Cuando te beso,
te abres y cierras como ala de mariposa,
y bautiza tu saliva mi ilusión,
y me muerdes hasta el fondo la razón,
y un gemido se desnuda y sale de tu voz,
le sigo los pasos y me dobla el corazón.
Cuando me besas,
se prenden todas las estrellas en la aurora... y
sobre mi lengua se desviste un ruiseñor,
y entre sus alitas nos amamos sin pudor,
cuando me besas;
un premio Nóbel le regalas a mi boca.
Cuando te beso,
tiembla la luna sobre el río y se reboza...