martes, 25 de noviembre de 2008

NO ES UN CUENTO...

Ese dardo que golpeó mi nuca, por mirar de reojo la ventana donde se dibuja tu silueta, logró tocar la fibra sensible que separa el sentimiento, del orgullo y la ironía. No fue tu intención, a menos que entre líneas y voces hayas logrado entender, no pretendo que me comprendas. No es un cuento lo que cuento. No es de mi gusto esquivar la esencia freudiana con la lamentable fantasía manifiesta de la conciencia. Es un juego y ahora me toca a mí. La verdad no te la dije, porque no la sabía. Mi miedo lo conoces, nunca lo negué. No creo en la distancia, ni en los fríos días de abril. Contigo dude, si soy sincero aún lo dudo, y tal vez tengas razón y esta sea una historia de cuentos, pero una donde la princesa vive en la punta deL cielo y el príncipe a un metro de la eternidad del fuego. Nos separa la materialidad de la vida, me une a ti, mis pensamientos que te traen a diario, me une el ruido de la vajilla, pero sobre todo una prosa que escapa del ritmo de García Márquez para caer en las locas lecturas de mi corazón sobre el traje sucio de cenicienta. Quizá, así lo pensé en mis momentos, en uno que se torno un poco disparatoso, que palabra esta que nunca llegue a comprender, en uno en el que te necesité, en uno en el que las palabras no fueron suficientes y me derrumbe por la ausencia de tus manos sobre las mías, de tus labios devorando mi cuerpo. Y tienes razón, no es nada más que miedo, pero no es miedo al amor como lo dices, es miedo a perderme en la distancia, en un sueño del que despertaré y estaré solo a la orilla del mar, con tus huellas anunciando el camino de huida sobre la arena. Puede ser que hayas nacido para mí, puede ser que sea la oportunidad de ser feliz, una oportunidad que perderé, que perderemos, a menos que un día no sé cómo y dónde pueda tocar con mis dedos el contorno del gesto fotogénico que utilizas para ocultar tu sonrisa…

sábado, 8 de noviembre de 2008

100 OTOÑOS...

Si le has visto dile que extraño sus labios de melocotón con bordes de miel. Dile que no ha pasado aún un día sin ver en los tonos del cielo su sonrisa desdibujarse en el contorno de las nubes. Si le ves, no dudes, tómale de su mano y hazle caer en este cuerpo virgen que guarda el luto de su partida. No permitas que se marche, persuade, seduce, pero no llegues sin su caminar pausado, sin su chaqueta de cuero. Te sigo esperando, sólo llega, llega una tarde a mi casa, espérame en la entrada, sorpréndeme, déjame verte a la distancia, permite que mi corazón salte en tu honor, y solamente dime que me amas. Dime que amas, que vivirás junto a mí, que no existe en el mundo una razón más honesta para compartir desde esta tarde nuestro destino. Mírame, no debes decir nada, cierra tus labios en ese gesto insinuante, toma mi mano, llévame lejos. Estoy aquí con el torso desnudo, mirando el ventanal, con los pies descalzos, con la mente absorta y con la esperanza de que esta noche te encuentres como un ave cantando sobre las flores que rodean la entrada. Mi vida extraña tus razones, el rompecabezas esta incompleto, tus metas se perdieron en el maletín del orgullo, mientras las mías quedaron sobre la mesa, esperando el momento para armar de nuevo ese mundo donde el paso de los años nos haría uno, una sola meta, un rompecabezas terminado en el centro de la mesa. Espero con los dientes congelados el calor de tu lengua, esperaré en el invierno tu llegada, me quedaré en la entrada 100 otoños, los años pasaran, los cabellos se los llevará el viento, la piel se marchitara con el sol, y tal vez muera sin tenerte de nuevo, pero algún día encontrarán mi cuerpo con la mueca eterna de un “te amo” lejano, de un sentimiento que no morirá…

sábado, 1 de noviembre de 2008

LA SAL DE MIS LÁGRIMAS...

Hoy hace año lo comprendí, entendí que promover tu partida era la mejor opción. Hace un año, en esta mañana, me levantaba con tus aromas en la piel, con tus delirios secos sobre mis mejillas, con el pecho rojo de tanta pasión y la mirada fija en el techo al conocer mi decisión. Te miraba dormir junto a mí, aquella vez observe las almohadas más que de costumbre, sentí las sabanas en la desnudez de mi espalda. Los sentidos buscaban una explicación, el corazón una esperanza y la razón la mejor forma de decir, “no más”. Hace un año sonrías frente a mí con los ojos apagados, mientras tus piernas buscaban intensamente las mías. Sonreías sin saber mi estrategia, sin conocer nuestro destino. La mañana se quebró, la tarde se asomó, la pasión fugaz de la piel retorno, el tiempo se consumió y el final llegó. Fue nuestra mañana, la tarde fatal, recuerdo mi camisa blanca, recuerdo como un espejismo tu cuerpo, en mis parpadeos puedo ver tu mirada, la ultima, la que se llevó la llovizna del 31 de octubre, esa misma que veo caer gota a gota sobre las plantas de mamá, esas mimas que traen consigo el frío de tu ausencia, la locura elocuente que promuevo para evitar retroceder. Esas gotas que vienen impregnadas de reflejos, de muecas que se parecen a las mías, a estas que llevo en mi rostro día con día para ocultar la añoranza de tus besos, el roce maquiavélico de tu barbilla y tus labios sobre mis rodillas. El tiempo no se detiene, en una tautológica que concientemente cometo, tus sonrisas divagan en mi mente, llamadas esperadas que llegaron y se fueron, un “te amo” salió de tus labios hace dos meses y lo dejé partir. Hoy te extraño, me acorde de las tardes de verano juntos, hoy me despedido de nuevo de ti en el intento inútil de no mirar atrás y ser eternamente una estatua de la sal de mis lágrimas...

martes, 21 de octubre de 2008

HOY QUE NO ESTÁS...

Y qué me quedó de lo que decías sentir. Qué me quedó de tu acento extraño, de las imaginarias invitaciones que se perdían en las noches y se ahogaban en las olas del mar. Qué quedo de las promesas que se desvanecieron en mis inseguridades, en el juego eterno que no pude sostener y que la distancia terminó por vencer. Lo dude, tuve mis dudas, pese a tu aparente seguridad. Hoy tengo la razón, el olvido nos cobijó como la promesa que hacen las estrellas cuando la salida del sol las distancia de la luna. Nos quedamos parados impotentes observando como el tiempo consumía los restos de unos hilos de sentimientos que se tejieron en la virtualidad de la inmaterialidad, en el sonido de tus risas y en los golpes aquellos de tu vajilla. Ahí se disolvieron las palabras de lo que no fue y de lo que no es, de aquello que un día sentí, que se camufló entre los amarillos y se inicio en el blanco y negro de tus cabellos húmedos. Ahí quedó como un error de antaño que la impulsividad me obligó a cometer, y que queriendo y no queriendo nos arrastró a los abismos de las fantasías que se crean cuando la soledad se mezcla con la prosa y la ilusión. Y sabes, no tenías razón, al parecer no es “algo más que la distancia” es “el dolor y la nostalgia” que innegablemente se producen por lo primero y me niegan “darte un beso cada noche, que tus manos me enamoren, y que lo nuestro crezca cada día más” para algún día en una tarde de verano poder decir, “somos algo más”. Como ves es simple. No es el texto del que escribe en la formula que no entenderías, como el insulto que alguna vez escondí en un anagrama. Son frases que están en nuestras mentes, que conocemos, y que al menos éste, que alguna vez tuvo celos de las hojas que caían sobre tu jardín, necesita decir…

sábado, 9 de agosto de 2008

JUNTO A LA HAMACA...

La luz de la fogata recorre toda la playa cual faro que busca un punto en la frontera para estacionar su ardiente caminar. La música suena sin parar. No intento ver más allá de lo que me permite tu sonrisa, me concentro en ella, giro, y continúa el movimiento. Siento tu sudor aterrizando sobre mis hombros, cada gota es una caricia a la que no me puedo negar. Tus labios juguetean en mis cabellos, mientras intento sostener mi sombrero, tu pecho contra mi desnuda espalda. Me aferro a la arena con las plantas de los pies, sacudiendo granos sobre tu pantalón blanco. Mirándote comprendo porque te ame desde esa primera tarde, puedo ver tu alma en el resplandor de las llamas que se reflejan en tus ojos. Siento tu calor en la prisión que tu mano hace sobre la mía. No dejas de sonreírme, de decirme en el silencio del movimiento de tus labios, “te amo”. Un momento sublime al compás de las maracas, donde la sonrisa por un segundo se difumina con las lágrimas: llanto de felicidad, lágrimas con sabor a coco, que se mezclan en la humedad que cubre mi abdomen. Quiero más, aprisióname hasta asfixiarme, déjame sentir cada milímetro de tu cuerpo, permítele a mi piel escanear tus pasiones, a mis huesos romper tus miedos. Deja que mis muslos suban por los tuyos en este baile donde con suma intención adhiero mi pelvis a tres centímetros del punto donde inicio tu vida. “llorando estarás”, repite la canción, en el momento que mi nariz se debate en un torneo de espadas con la delicadeza de tu respiración. El jadeo se hace intenso, las sonrisas no paran, la insinuación es evidente, el calor mágicamente corre como agua con aroma a piña por nuestras piernas, nuestros pantalones, telas húmedas que dejan de hacer secreta la presunción venidera. Una presunción, que nació esa tarde, que se enunció en este baile, que se hizo realidad cuando Dios permitió que tu cuerpo y el mío terminaran danzando esta noche desde la arena, hasta los bordados floreados de amarillo y azul, donde yaces con tu cuerpo desnudo, mientras escribo enamorado en un banquito de madera junto a la hamaca…

martes, 5 de agosto de 2008

LAGO DE FRESA...

Las tres de la mañana llegaron como un golpe sobre mi espalda. Un toque que entre tus sueños depositaste en el centro de mi columna. No puedo dormir. Los ojos se cierran, las cobijas caen, los ojos abren, las cobijas suben. Si intento sucumbir junto a Morfeo, como en un embrujo de antaño tus ojos aparecen, de nuevo esa sonrisa, de nuevo esa sensación de tener tu cuerpo sobre el mío, tus dedos encadenando mi pecho, y tus labios sin palabras, esas que no llegue a preguntar, las mismas que por miedo a la respuesta preferí simplemente dejar pasar. Con la mirada sobre el teclado que sin metáfora o hechizo se transforma en un tenue manto de cristal donde puedo verte descansar, donde es posible recostarme a tu lado. Esto lo pensé, lo medite, lo hago realidad. Paso mis nudillos con suprema delicadeza sobre tus mejillas, delineo la exquisitez de tu nariz, con el vapor que exhalan mis pulmones. Mi mano derecha se pierda en las inmediaciones de tu camiseta, mientras intento despertar tus pasiones en un mundo que se empieza difuminar de colores al movimiento cauto de las puntas de mis dedos. Puedo sentir mis medias enredándose en tus pies. La mano izquierda trazando el camino que limita las fronteras de mi deseo con las montañas que surgen del abultamiento de tu sudadera. Quiero más. Un poco más de tus besos dulzones. Quiero repetir de nuevo esta noche, de nuevo esa noche. Desde aquel día comprendí el secreto del paraíso y el infierno. Infierno, sería no probar de nuevo el sabor de tus cabellos, y los manjares que se deslizan en cascada sobre tu cuello, para terminar en un lago de fresa en el hoyo de tu oreja. El cielo sería vivir una escena repetida, en blanco y negro, al mejor estilo de Chaplin, una escena de seis horas, programada para repetirse por toda la eternidad…

domingo, 3 de agosto de 2008

TU CABALLO DE MAR...

Tiendo la alfombra sobre mi pecho. Siembro una rosa en mi ombligo, organizo el césped que va desde la rosa hasta el punto donde tu pasión acicala mi intención. Rodeo mi hombro de una enorme cerca blanca atrapando las gallinas blancas mientras las negras huyen en un cacareo apresurado. Riego en las hendiduras de mi abdomen las primeras gotas de río que alarman los cines, y alborotan los tucanes. Estoy en el proceso de construcción. Elaborando sobre mi cuerpo una maqueta del paraíso que te espera en el centro de mi alma. Mi mente se sumerge en tus besos, en tu sonrisa exaltada, y en la timidez cauta de tus ojos. Mi amiga pregunta: ¿es amor? Si, es amor. Es ese amor que sólo se siente una vez. Esa sensación de mil caballos cabalgando sin riendas entre los hipódromos de mis costillas, descendiendo sobre las cuevas de que los osos polares han elaborado bajo mis rodillas. La nieve cayó sobre mis pies, los pingüinos volaron, los osos cantaron y hasta los sapos bailaron flanco en esa tarde que el brillo de tu mirada y el metal que adorna tu sonrisa se apoderaron de mis metas, sueños y anhelos. Los días pasan y espero de nuevo el calor de tu respiración en mí nunca, pronto estarás recitando poemas a mis oídos. Juntos organizaremos nuestra boda a orillas del mar. En un suspiro te diré “te amo”. En tres suspiros me dirás que siempre me amaras, y al caer el sol, con un beso sabor a chocolate como el primer día, nos perderemos en la arena para desaparecer en un cortejo de locos enamorados, con tu amplia sonrisa, tus pequeñas manos sobre mis ojos, y tus pies en mis muslos, imitando un juego infantil, un juego que pretendo terminar en esa ola que se aproxima, en aquella que mágicamente me convertirá en tu caballo de mar, y tu en mi adorada perla, la misma que amaré hasta el día que los mares se sequen al calor de un rayo de sol…

domingo, 27 de julio de 2008

El OMBLIGO DE MI CORAZÓN...

He pasado de no tener a tener demasiado. Las sonrisas son como el sol del desierto, se posan inclementes sobre los labios, esparciendo imágenes de mis negros ojos sobre el azul de mar que se diluye en los tuyos. Tus caricias descienden por mi cuello. Tu mano acaricia mi rodilla bajo el mantel de la mesa, que danza en los tibios vientos de la ciudad de Cartagena. El aroma del mar se siente en tu piel, su sabor en el matiz que percibe mi lengua al recoger los restos de miel que han quedado en tus labios. La noche en la ciudad vieja es la mejor de todas. Una noche de maderas, antigüedad, amores y promesas que no son humanas, promesas reales que sólo nuestros corazones podrán cumplir. Nuestros trajes blancos resaltan tus cabellos rubios que brillan al compás de los destellos dorados que mueves en tu mano mientras bromeas sobre nuestra próxima parada: “será Cancún, Barcelona o Punta Cana”. Tal como te imagine, así te veo ahora. Puedo ver tu alma, el amor sincero en tu mirada, lo esperado en las líneas de tu mano, lo pedido en los hilos rosa que se tejen desde de las puntas de tus cabellos hasta el terminado artesanal de tus zapatos blancos. Hoy es nuestra primera noche. Una noche especial donde celebramos nuestro encuentro, donde damos gracias a Dios por darnos la oportunidad de hallarnos en un mundo de fronteras y continentes. Yo de aquí, tú de allá. Mis esquinas marcadas por la herencia de los invasores en la tribu, tus dobleces puros, de un mundo que no conoce el almíbar de las pieles hibridas y las almas revolucionarias. Un mundo que se mezcla hoy, cuando el día y la noche han encontrado el amor en una galaxia que desconoce la luz y la oscuridad. Gracias por llegar a mi vida, por recorrer conmigo este largo camino, por pisar sonriente los dedos de mis pies mientras escribo en mi mente, gracias por mostrarme el mundo, gracias por pedir un consejo a mi espejo y encontrar tu rincón en el ombligo de mi corazón...

jueves, 24 de julio de 2008

SIMPLEMENTE PARA OLVIDAR...

Una noche pasajera. Volátil entre las horas difuminadas en segundos. Unas horas de promesas eternas, besos de fuego y caricias que emergieron de los dedos como lava de volcán. El calor en la noche surgía místicamente de la prisión de tu pecho contra mi espalda, tus labios acariciando mi nuca y mis piernas encadenadas en las tuyas. Si debo confesarme diría que no dormí, quise disfrutar de cada instante, quise sentir que te amaba y que me amabas, en un doloroso juego que sólo yo puedo creer. En un juego entre chocolate y agua que duró seis palpitantes horas, en las que pretendí contener los suspiros cristalinos que luchaban por escapar de mis ojos. Bien dicen que las promesas sólo son promesas, las tuyas son aquellas que puedo contar, que ahora recuerdo, que se replicaron una y otra vez mientras me sentía impotente al esperarte con mi traje negro en la esquina de la cama. Los minutos fueron testigo, la noche se esfumó, no llegaste, desperté. Quizá fue esta una de las experiencias más bellas que he tenido, no lo dudo. Aún con mi traje negro arrugado, la pesada cobija sobre mi cuerpo, el ruido de extraños buscando imitar tu voz, sigo aquí, vivo y soportando el duro golpe de granizo que hiela cada centímetro de la piel. Aquí, tus besos de fuego y tus caricias de lava fueron encantados por una misticidad desconocida, un alquimista que escapa de la fantasía de Cohelo, para desgranar los momentos, tamizar las miradas y decantar los aromas, dejando sobre el inerte tubo de ensayo copos de nieve dura y agria, que dejan entrever entre sus brillos, tus miradas frías, la copa que levantas en su honor, el brillo de tu sonrisa para otros ojos, y tal vez esas promesas que fueron mías ahora las dedicas a esa cabellera rojiza que acicalas sin parar, mientras pretendo reír sin mirar, quebrando los restos de mi fisurado esternón. ¿Yo?, mirando el reloj, angustioso porque las horas marchen para despertar. Despertar, simplemente para olvidar…

viernes, 27 de junio de 2008

LA SEGUNDA LLAMADA...



Yo: alo
Aquello: hola, cómo estas?
Yo: con quién hablo?
Aquello: con…

Era tu voz, realmente desconocida para mis oídos. El tiempo se llevó sus ritmos, sus caídas y subidas de mi memoria. Como aquel que se consumió en su orgullo me arme de indiferencia y mis frases cortantes te hicieron entender el mensaje, al menos es lo que espero, o lo que creo esperar. Tu voz aunque desconocida, fue percibida por mi conciencia como una melodía más madura, con unos quiebres que me hicieron pensar en la forma en la que lucen en estos momentos el brillo de tus cejas, la armonía casi perfecta de tu sonrisa con el tono oscuro de tu cabello. Como ves, no sé donde estoy parado, porque aunque siento rabia por tu desprecio, por esa falta de compromiso, aun veo como símbolo de la perfección la blancura de perla que se extiende sobre tu rostro cuando los pliegues de tus labios toman polos opuestos. No dejo de pensar en tus brazos, en tu piel de nieve retozando sobre los colores madera que cubren mi corazón. Han pasado siete meses, largos, tortuosos, cada día menos lacerante que el primero, siete meses en los que el luto lo llevo en el alma, siete meses de los cuales tres el dolor se transformaba en lágrimas de sal que recorrían mis mejillas mientras miraba desde una ventana la ciudad que nos vio amarnos por tanto tiempo. Siete meses que me llevaron a descubrir este lugar donde puedo descargar libremente lo que siento, donde puedo llorar en los hombros invisibles de otras mentas locas y de algunos corazones que como el mío, luchan con esmero por no morir, lugar donde la mayoría estamos en el mismo mar, en ese que no deja de batirse en enormes olas, y en profundos abismos oscuros. Pienso en ti. Te pienso con cierta nostalgia, con un cariño matizado de los grises del rencor, con un sentimiento que no logro explicar y que tan sólo podría descubrir si te tuviera a tres centímetros de mi nariz. ¿Quieres volver a mi lado?, es lo que me pregunto, y lo que no quiero contestar, ¿quieres que seamos amigos?, imposible, eso nunca va a pasar. ¿Quieres volver?, vuelve y déjame respirar a tres centímetros de tu boca, y podré responder con plena seguridad lo que pareces estar buscando en tus esquivas llamadas…

Yo: estoy ocupado
Aquello: ¿Cómo está tu familia?
Yo: todos muy bien, gracias
Aquello: Te llamo luego entonces
Yo: que estés bien, chao!

miércoles, 25 de junio de 2008

VIVIR A TU LADO AMOR...



Mi cabeza gira en un remolino de confusiones entre lo que fue, lo que pudo ser, lo que es y lo que será. A veces el pasado llega sin avisar, sacude mi mente con sus recuerdos, con las promesas que no fueron y con los besos que se esfumaron de mis labios para nunca más volver. A veces sin aviso llega la nostalgia, toca la puerta, me sonríe, me acaricia en un verso perpetuo que se levanta como una cometa entre mis mejillas y mis cabellos. Hay otras veces, que aunque son veces, no son tantas. Son momentos, momentos que aprendí a compartir cada noche contigo, momentos que extraño, que he aprendido a desear mientras mis ojos se consumen en las lágrimas del desespero. Instantes como ahora, en los que recuerdo tu voz peculiar, esa misma que entre “tu me burlas” nos causa tanta gracia. Pequeños momentos de tiempo que pasan con el sonido de tu risa, con tu mirada apasionada, con los cabellos negros ensortijados y con el aroma del café colombiano, que aunque no es el que ahora bebes, llegará el día en que lo serviré sobre tu mesa como la pequeñez prometida y como el principio de nuestro matrimonio descalzos sobre la arena del mar. Un día, no muy rosa no muy gris, un día simple como cualquiera, como hoy o mañana, un día en que aprenderás a tomar los líquidos fermentados que se desprenden de la cebada, mientras entre imitaciones ocultas beberé mis primeras copas de vodka en tu honor. En honor a la persona a quien quiero, como tributo a tus palabras, a la familia con la que sueño pertenecer, a la suegra a quien espero visitar cada tarde en los campos de tus tierras, a esos ruidos de tu cocina que logran cautivarme y que me hacen sentir tan cercano a casa, tan cerca de la tranquilidad, tan próximo a ese paraíso que está a unos metros de la seguridad de tus brazos. No sé que pasa por tu mente ahora, pero en mi cabeza no deja de replicar las iniciales de tu madre, los ruidos de tu cocina, el sonido peculiar de tu voz, el eco de tu hermana en mi mentón, tus sobrinos y “los padrinos mágicos” en mi desazón, el aroma del café y los profundos versos que nos hemos dedicado en este trayecto en el que un cupido decidió flechar mi corazón con el ángel de tu interior, y la complejidad cristalina que trasluce tu exterior… Quiero vivir, pero quiero vivir a tu lado, dormir en tus brazos, que descanses en mi pecho, y que corras sobre mis hombros, si es así quiero vivir, quiero vivir a tu lado amor…

domingo, 8 de junio de 2008

DUELE...

Sintiendo tu ausencia me quedo aquí, recostado en las azules sabanas de mi cama, en medio de la oscuridad que oculta el blanco techo, con el teléfono en la mano. Me quedo con tu voz replicándose en mi mente y la música de tus tierras agobiando mi razón. Cierro los ojos, intento mirarte, buscarte en mi memoria, recoger los pedazos de tus imágenes, los restos de tus palabras, los pocos momentos en los que nos encontramos, los uno trozo a trozo, pero no estas. Este sentimiento se torno frío, hielo implacable que se deslizó por mi piel y quemó gran parte mi rostro. Me siento vulnerable, abatido, impotente. No soy más que una bestia sin garras, colmillos, con los ojos agotados de mirar, y con ganas de sentarse en aquel rincón a esperar pacientemente que la muerte llegue y sea piadosa. Soy la paloma que se enamoró del gavilán, y en su intento de volar a entregar su corazón fue abatida regalando el cuerpo como alimento a su amante. Escucharte dolió. Pensar que seguramente no estarás duele más. Duele saber que aún no te puedo tener por completo. Duele no poder abrir las alas y volar a tu lado, duele no recostarme en tus brazos, sentir tu aroma en mis cobijas, en mi piel, duele saber que no pasará, pensar que no será eterno, sentir que las cosas no tienen un camino fijo y pronto los caminos se quebraran quedando tú en un polo de la vida y yo en los más profundos océanos. Duele seducir mi cuerpo pensando que eres tú, duele creer que en algún momento seré parte de tu pasado, un recuerdo que vivirá en las letras perdidas de tus dedicatorias, un recuerdo intangible que se desplaza como el viento en esta ciudad de “cuatro letras”. Te necesito, no es pecado decirlo. Duele perder el orgullo y confesarte que te quiero tener a mi lado, que temo perderte, que sé que pasará, que la experiencia y la ciencia me lo dice. En los libros esta escrito, la distancia es como el viento, como el viento aquel que apaga las llamas más fuertes y hasta las cenizas se las lleva. Duele saber, que un día seré los restos que nadie recuerda, el agua que se deja pesar, y que juntos no seremos más que la gota que cayó sobre la ropa del otro y el sol ha secado…

domingo, 1 de junio de 2008

HOY LLORARÉ...

Hoy lloraré solo en el rincón de la cama. Las sabanas que nos vieron amarnos consuelan tu partida, y se arriman con cautela a mi nariz desprendiendo los últimos restos de tu olor. Hoy lloraré solo, con la profunda soledad que tantas veces ha intentando llevarse mi vida, con esa soledad que ahoga el llanto y me sumerge en el más profundo vacío. Lloraré por mis sueños a tu lado, por las promesas que se quebraron con tu risa, lloraré sin parar, sin consuelo. Los restos de mis lágrimas se mezclaran con el mar, con las aguas que nunca conocimos juntos, con las miradas del pasado, las caricias que se quedaron como el más oculto secreto y con aquellos mensajes que a la primera brisa de invierno se esfumaron de mi diario. Hoy lloraré por ti. Lloraré como un niño, ahogándome en saliva, emitiendo sonidos de dolor, lloraré inspirado en tus cejas en ese eclipse mítico que dejaste cuando partiste. Hoy quiero empuñar mis manos humedecidas en llanto, golpear mi estomago una y otra vez, aprisionar mis piernas, y castigar mi pecho, no hay razón para que este cuerpo te sienta cuando no estas, cuando huiste con la cobardía de quien no sabe amar, de quien desconoce la profundidad, oscuridad y frialdad del pozo que encierra a un corazón abandonado. Hoy lloraré solo, sabiendo que te he amado. Hoy lloraré en el vacío de tu adiós. Lloraré en ese angosto camino, taparé mis ojos y evitaré mirar los verdes que traen tus muecas, desviaré la mirada del lugar donde nos amamos, y donde en mi loca iniciativa te prometí que no existiría un día sin amarte. Hoy lloraré sin armadura. Lloraré demostrando mi pena, mi decepción, lloraré a los pies del engaño, me enfrentaré a mi orgullo, pisotearé mi vanidad, y calmaré con un beso en la frente mi dignidad. Lloraré ofendido, recordando tu indiferencia, las miradas frías del ahora, el apretón de mano que no es caricia. Lloraré al recordar tu profundo amor, abnegado y decidido, lloro al verlo transformado en la más ruin indolencia, en estos momentos cuando tus manos y las mías se cruzan en una diabólica escena de dos perfectos desconocidos. Hoy lloraré, sabiendo que el tiempo ha dictado su sentencia…

lunes, 26 de mayo de 2008

¿QUIERES?...

Estoy muriendo por ti. Quererte me hace desear morir para llevar mi alma hasta la sombra de tu regazo. Tú, mi inspiración. El cuento que se desliza en las páginas de mi vida, el viento que sacude mis ropas mientras contemplo en las montañas el mismo relieve singular de tu apacible amor. Te quiero, nada más importa. Una tarde el mar lo descubrió, aquello que una mañana percibí por primera vez, lo encantador de tu presencia, entonces se sintió celoso decidiendo mimetizar sus siete colores con la noche para dar el tono exacto de tus ojos. Hace mil siglos en medio del oasis del Sahara se dieron cita el ébano y el marfil, en una aparente lucha que se trasformó en el más bello huracán para adheridse a tu piel, y regalarme tan exquisito manjar. Tu sonrisa, la expresión que tantas veces imagino sellando con un beso, la expresión más dulce que nace de los sembrados de las cañas verdes que crecen en estas tierras, un gesto que derrama miel y se trasforma en arcoiris cuando las mariposas se acercan a beber un sorbo, de aquello que lucho por contener sólo para mí, entre estas humanas manos. Ternura infinita, como manantial cristalino de pureza se desliza cual cauce otoñal entre tus movimientos, entre esa manía que no comprendo, ese armonioso egoísmo de tu mano izquierda por tapar el brillo y la sensualidad sin igual de tus labios cuando las primeas alas fluorescentes empiezan a beber. Las horas avanzan, el sol corre la cortina, lee las primeras líneas, sorprendido me susurra al oído, se apresura por brillar con toda intensidad para lograr la cumbre de la tonalidad a las 4:30 de la tarde cuando su gama es por un momento lo que con ambición el océano quiso imitar, y que ahora el día con su máximo rey decide dar tributo, trayéndote a unos pasos de mi ventana. Te quiero, y no dejaré de decirlo, Dios lo dicto así. Si un día quieres más de la naturaleza sagrada que conforma tus esquinas, sólo debes pedirlo, pondría sobre tus dedos los anillos de Saturno, mientras en un tendido de estrellas te haría la propuesta final, aquella que me uniría por siempre a ti. Si quieres te doy el mundo, sólo promete nunca pedirme que te deje de amar…

viernes, 23 de mayo de 2008

ESTARÉ ESPERANDO...

Te vas, te marchas… sin tenerte, sin tocarte, sin acariciar los restos de tus mañanas te extraño. Esta madrugada fue dura, desperté alrededor de cinco veces, tu presencia no me permitía dormir, se colaba con pasión entre mis pestañas. Desde hace algún tiempo, las cosas por aquí han cambiado, no me siento el niño, el adolescente, no me siento el joven que quiere experimentar, correr, saltar, besar, jugar al tiempo con un manojo de labios, como en una partida de poker, mientras los corazones heridos explotan al sonar de los dados sobre el vidrio. No soy el que quiere sentir sobre la piel como el instinto primigenio, quiero sentir el vapor de tus labios en los contornos del alma. Mis nuevas sensaciones me hacen sentirme más hombre que nunca. Más caballero, mucho más humano. Tal vez algunos tienen razón y mi mente envejeció el alma, pero mis metas son diferentes. He empezado a soñar con tener una familia, ver los niños correr entre las arenas de tus huellas, ver tus ojos perdidos en sus muecas, y tus caricias bañando sus cabellos. No importa la riqueza, las joyas han perdido el brillo y el dorado que tanto odias, no significa tanto, si pensamos que juntos podríamos construir el único paraíso que existe en el planeta. Dios tiene un plan en mi vida, no lo conozco pero lo intuyo. Quiero que en ese plan estés tú, quiero quemar mi vida besando tus manos, subiendo tu camiseta cada noche, mientras mis brazos aprisionan tu espalda lentamente y empiezan a descender. Quiero que sea mi lengua tu despertador en los nuevos días, mis canciones el soporte de tus tristezas y mi violín el arrullo de tus nostalgias. Quiero esto y mucho más, por que es una realidad, ahora eres algo en mi vida, eres ese algo que llevo aquí, atornillado en la mente, adherido en el corazón. Mi amor, ¿te puedo llamar así?, nunca te lo pregunté. Si la respuesta es afirmativa, Mi amor, te voy a estar esperando en este mismo lugar…

miércoles, 21 de mayo de 2008

TE QUIERO...

Difícil no sentir miedo cuando el monstruo asoma su sombra por el borde de la cama. El miedo, no es sinónimo de no querer, por el contrario, es por querer que se teme, es por querer que el inconciente busca razones inexplicables para llevarlas a la conciencia en medio de cejas fruncidas y huidas repentinas. Es más fácil huir e intentar inútilmente desaparecerte de mi mente, que enfrentar lo que sucede. Este acertijo, que se disfraza de sueños, de frases delicadas y precisas, y que en la oscuridad de mi casa te permite verme, ver mi mundo, conocer de mí, conocer todo, llegar al punto de percibir entre las sombras una familia que te adoptaría, una familia que estaría dispuesto a crear con mis manos en un mundo lejano donde tus inseguridades sean mi inspiración y mis temores no sean más que el aliento de tu poesía sobre mi piel.

No puedo culpar a los años de mi visible inestabilidad, me declaro confundido, inseguro, no dejo de temer. Mis días han sido tuyos, y desde el momento que me paré frente a ti mi corazón saltó, cada noche, mañana, tarde, no importa el orden, salta con tu recuerdo. Una rutina se ha vuelto pensarte, una para la que debo prepararme y concentrarme, pues sé que mi mente causará dolor en mi pecho cuando los hilos de tu respiración crucen las fronteras y tejan el más tibio suéter sobre mis hombros. Te extraño. La vida se puede tornar confusa, los temores cada segundo más grandes, pero anoche, por primera vez en mis oraciones estuvo tu nombre, ese que mismo que tan hermoso me parece, ese mismo por el que pedí encontrarme una tarde, bajar de los cielos, y abrazar con la fuerza que sólo conoce el profundo sentimiento de no tenerte.

La mañana aquí empieza, y yo me preparo para un día contigo. El sol brilla intensamente, un frío suave sacude las cortinas, el carro amarillo ha desaparecido, miro las uvas y te recuerdo. No dejo de verme parado en la puerta de tu casa con ellas y un jardín de flores, una enorme sonrisa y unas palabras elocuentes para pedir tu mano, atraparla entre mis dedos para nunca soltarla. Yo sigo aquí, recreándome en tus palabras, brincando con un maletín de rosas entre tus melodías, imaginando un amanecer acariciando tus mejillas mientras descansan sobre este apacible lugar que palpita por ti. Te lo repetiría mil veces te extraño, tengo miedo, pero me encantaría que pasaran cuarenta años, y en este mismo día, en esta mañana, recorrer con mi nariz tus blancos cabellos, mientras suspiro el aroma del mar y dibujo con la mirada las líneas bajo tus ojos, líneas que son el producto de tantas décadas a mi lado, un sueño cumplido y una eternidad por vivir con la arena entre los dedos de los pies… Te quiero...

lunes, 19 de mayo de 2008

SONRISA ROJA...

Si, es verdad. Son palabras, frases, dulzura que nace de la confusión, caricias del alma sin sentido, noches que con luna o sin luna serian noches, nada más lejano a esa realidad. Volando herido con la cuchilla en la mano recorro los techos de tus vecinos, con las alas humedecidas de la sangre de tus labios, el corazón vengado y la mirada en alto como sólo la tiene el que sabe hacer lo correcto. Los labios abiertos y derramados entre el río rojo y las lágrimas que regalas a tus manos, son lo que merecen aquellas personas usurpadoras, hedonistas, que por su egoísmo y creciente locura, disfrazada en la complejidad de quien ama, han sabido mentir, ocultando lo que mi razón ha descubierto y lo que la intuición se esforzaba por explicar. Quien ha mentido no merece mucho menos, un poco más tal vez, por eso podría volver en cualquier momento, cierra bien las ventanas, ajustas las puertas, porque como un vampiro hambriento, la próxima ocasión no habrá salvación, con mis colmillos romperé tu piel, devoraré tu hígado, lameré tus costillas rotas, y con el dolor de un lobo herido levantaré tu corazón al cielo, como el trofeo conseguido.

La furia del león no es comparable, territorial en su manada, amoroso con sus cachorros, pero un demonio de ojos brillantes cuando se decide a morir o matar. Los sentimientos y la mentira son la peor combinación, una mezcla explosiva que al oxidarse a 25 grados produce odio, neurosis, psicosis demencial y asesina que busca inflingir el dolor más puro, aquel que sólo se siente cuando la piel se desgarra y los órganos estallan entre las garras. Aún más claro no podría ser, ahora que lo pienso entre los gritos de quienes te auxilian, era lo más lógico, ya me lo decían en el infierno. Tengo razón. No esperaré a otra noche, será hoy mismo, mientras duermes débil por la anemia, será hoy la noche en la que el cielo verá por primera vez el trofeo que te dio vida destruirse en mis manos, mientras una sonrisa roja se dibuja en mi rostro…

domingo, 18 de mayo de 2008

DEDICATORIA PUBLICA...





Tus ojos
(Autor: Manuela Mejía)

Ay no se como llegaste
yo ya no quiero dejarte ni un segundo más
no quiero despertar sin saber
cómo estas o a dónde vas
o si nos volveremos a encontrar
no sé como explicarte
tú me llevas a otra parte
no quiero regresar si me haces un lugar
no hace falta ya nada más
no hace falta más que...

Tus ojos
me dicen que en el cielo
están buscando una canción
y yo acabo de encontrar tu amor

Tus ojos
me cuentan el secreto
me dictan en tu dirección
y yo acabo de encontrar tu amor
Ay no sé como explicarte
tú me llevas a otra parte
no quiero regresar
si me haces un lugar
no hace falta ya nada más
no hace más que

Tus ojos
me dicen que en el cielo
están buscando una canción
y yo acabo de encontrar tu amor
tus ojos
me ocultan el secreto
me dictan en tu dirección
y yo acabo de encontrar tu amor...

viernes, 16 de mayo de 2008

¿UN POSTRE?

La metamorfosis que parecía aproximarse ha empezado. Esta mañana estuvo llena de ti, de tus anécdotas, de tus ojos tan familiares y de esa voz encantadora, que no deja de retumbar en mis pensamientos, esa voz que robó muchas horas de sueño, y que es imposible apartar de mi mente ahora que la quisiera escuchar como un murmullo de tus labios en el arco superior de mi oreja. No sé si esto sea querer o simplemente algo más. El miedo, la incertidumbre, y tantas cosas no vienen del temor a perder la razón entre los sueños y los fugaces momentos que compartimos en otras dimensiones. El miedo nace del soñar tanto, del cansarse que sólo sean sueños y momentos. Es mi primera vez en estas rutas, y no conozco los caminos, soy ajeno al protocolo que se sigue cuando los sentimientos nacen en la distancia. Desconozco mucho de tus temores, de tus virtudes, y tu de mí conoces tan poco; conoces mi temperamento impulsivo, los arrebatos de un corazón demente que se enloquece por encadenarte, conoces algunos de mis mejores atributos, de lo que mejor se hacer, y hasta sabes que me declaro impedido para prepararte los postres que tanto amas, pero que con gusto te haría el más delicioso: una tarde frente al mar, con un pizca de luna, tres rayos de sol y cinco cucharadas de polvo de estrella. No dudes que aprendería esto y mucho más.

El miedo es más profundo, viene del deseo que empieza por la parte baja de mis pulmones y sube cual guerrero incansable. Deseo que busca encontrar tu voz y sentirla a un centímetro de mis labios, mientras te digo, “ves que lo mejor de un sueño es hacerlo realidad”. Ese es mi temor, ese es mi deseo. Mi cerebro empieza a diseñar estrategias, armándose de razones para encontrarte, pues casi podría jurarte que con la duda que has sembrado no me pienso quedar. No voy a vivir con la incertidumbre de que seas tú, lo que alguna vez una mujer vio en las líneas de mi mano, y predijo que junto al mar, encontraría riquezas y tesoros. Quiero soñar contigo, pero más allá del sueño pasajero, que dura unas pocas horas, busco un sueño mágico que pueda cumplir. Un sueño que en la realidad, sea el más puro cuento de hadas, con ese toque de malos momentos que hacen que los sentimientos crezcan y se hagan fuertes como el volcán.

Mi vida no es tan perfecta, soy la flor que crece en medio del estiércol, y que debe sobrevivir para devolver algo a la tierra en la cual nació. Inseguridades tengo muchas, secretos no tantos, vicios… sólo uno, este que con el paso del tiempo parece hacerse más sólido. No busco un ángel, tampoco lo soy. No quiero lo común, bien que lo sabes. Pido a Dios una playa, inundada de huellas, con comisuras entre la arena, y con grietas afiladas del pasado. ¿Has visto que sucede cuando la ola abraza la arena y luego desaparece? Eso quiero ser en tu vida, el tsunami que descanse una tarde en tus arenas, y desaparecerlo todo, dejando sólo lo necesario para luchar juntos el sueño que se puede hacer realidad...

jueves, 15 de mayo de 2008

EL ARTE DE CONFIAR...

Con miedo a descubrir a plena luz del día los archivos de la conciencia me aproximo a desatar la cinta que los oprime. Esta tibieza que recorre mis venas llegó en una hora extraña, por lo general, no bienvenida con la luz del sol, llega de la nada en las noches más frías, cuando los charcos vibran entre las ondas de los pétalos que descienden de las nubes. Qué estoy imaginando. La sinceridad de tu mirada, de esa misma que conozco en dos dimensiones, pero que ha sido suficiente para neutralizar gran parte de la razón y redondear las puntas del espíritu indomable. Qué si te veo. La respuesta es afirmativa, tal vez es culpa de nuestra última charla, de los pensamientos que cautivaron mi epidermis mientras se escabullía por las sabanas. He vuelto a soñar contigo. Como un presagio del destino tus brazos se apoderaron de mi pecho mientras me esforzaba por atraparte con mis piernas, disfrutaba de tu amplia sonrisa, de esa misma que tantas veces sujetas y no liberas. Aún puedo escuchar tus gritos, ver tu rostro inclinado hacia atrás escapando de mis agarres pasionales, aún siento la textura de tu cuerpo contra al mío, aún puedo verte junto a mí como dos lobeznos que aprenden en el juego el arte de matar, y en nuestro caso el arte de confiar. La primera etapa ha empezado, me acostumbro a ti, te empiezo a pensar aún sin que algo me recuerde tu existencia, sólo la idea de que en este mismo planeta estamos los dos. El gusto se asoma juguetón entre el movimiento arrítmico de los dedos de mis pies, que danzan al compás de los latidos de tu corazón. Ese mismo que ahora en la distancia empiezo a escuchar, empiezo a sentir y al que he empezado a dedicarle una parte de mí. Aún cuando la razón se encuentra en las aguas del alcohol, me dice al oído con su voz sin tonada, que todo será una ilusión, que pronto el amor tocará tu vida, y de esto tan sólo quedara esto, las palabras aquí escritas, los coqueteos en las noches y las miradas congeladas. No importa, sé que el amor te llegará, pero espero que ese día sea fácil para mí zambullirme en las profundas corrientes del olvido y desaparecer…

miércoles, 14 de mayo de 2008

EL REGALO PERFECTO

Decir lo que siento me haría débil a mis propios ojos. Qué decir entonces. No hay necesidad de decirlo, basta con expresar que fue como un puño a pecho abierto, directo al centro del maltrecho corazón. La verdad me sorprendió, ese tipo de jugadas no se esperan de alguien como tú, o al menos de alguien que creí que eras. Un jaque mate que degolló la cabeza del rey frente a los ojos de su amada. Me equivoque. Gran equivocación la que se comete a veces, errores que no perdonan, pero que sirven para aprender. Esto puede continuar como puede terminar. En medio de baladas mis sentidos no son certeros, y el cerebro juega en el pentagrama, saltando los argumentos y dando espacio al vaivén ambiguo de mis expresiones. El código se hace evidente. Parafraseo de unas mezclas que ocultan el sentido, que guardan en los armarios de los diptongos lo que nunca se aceptará y aquello que jamás se extenderá como la tela transparente frente a la soleada ventana. Ya no estés triste amor, no hay porque estarlo. Nunca he dicho ser perfecto. La perfección no es humana, y lejos estoy de tus galanteos mutantes que te hacen tan disímil a este pobre hombre de enorme humanidad. Nunca intenté parecer perfecto, pues lo imperfecto que soy me hará perfecto a los defectos de otro ser tan humano como yo, que en un día no muy lejano, encuentre el rompecabezas más bello entre sus virtudes, y mis temores, entre mis dones y sus pecados. El insulto es educado y fino, la ventaja de ser tan perfecto como Euler, se une e intercala entre el aparente escrito, pero se encuentra depositado en línea vertical y sumatoria exponencial, por lo que estoy seguro que sólo una mente entrenada en las artes de lo diferencial y lo vectorial podría encontrarlo, artes que has aclarado no son las tuyas ser de poca fe. La ironía es bella en tanto más delicada y sutil, hermosa cuando la ves y no descubres que es para tí, la ironía numérica es que lo que hoy lanzo desde la guarida de mi habitación, una ecuación que nunca descifraras, un cofre de 37 líneas que guarda un regalo de este hombre tan malvado como lado por lado imperfecto; para tu imponente, santísima y majestuosa "perfección"…

lunes, 12 de mayo de 2008

VOLVER A VIVIR...

Me das motivos. Motivos que la razón entiende pero el corazón no comprende. Me das motivos para olvidarte por siempre, para borrarte de mi mente pero no del corazón. Qué haré con la terquedad de este palpitar que te ha vuelto a extrañar, de este palpitar que vuelve ha añorar tu piel. No lo entiendes corazón, no entiendes que te hicieron feliz, pero luego con una motosierra te perforaron una y otra vez, por qué esta tan difícil comprenderlo. No quiero sufrir más en vano. No quiero recordar, preferiría caer en un sueño profundo del que no pueda despertar. Llevo horas pensado con seriedad, es tu culpa, no has querido olvidar del todo, y eres frágil a los recuerdos, pienso definitivamente desaparecer como el viento, huir en medio de la noche, perderme en la bruma donde pueda arrinconarme y llorar sin cuestionamientos, donde el tiempo, y las esquinas no estén plagadas de ese aroma cítrico, de los besos que me robaste y de las caricias bajo el mantel de las mesas. Quiero escapar a otros continentes, llevarme conmigo sólo lo indispensable, lo necesario, llevarme este cuerpo lastimado, el amor por mi familia, una pluma y las hojas sobre las que escribo, las mismas que ahora son los únicos testigos del profundo sentimiento que habita en un ser humano donde la gravedad no llega hasta su tórax, y los órganos rebotan contra las paredes, produciendo tanto dolor, tanta nostalgia. Se me hace raro no tener las manos humedecidas en la llovizna de tu memoria. El dolor se siente como el golpe de un mazo sobre el cuello, hasta podría describir el camino que recorre la sangre que se desliza por mi espalda y se pierde en mis talones. Necesito olvidar tus muecas, tu caminar desconfiando y la manía de tus dedos acicalando las cejas, bajando por la nariz y terminando en la boca. Debo olvidar, olvidar que me quisiste, que aún me puedes querer, es esta la oportunidad, la oportunidad de escapar y volver a vivir…

¿ME REGALAS UN "NO"?

Prefiero los estantes vacíos, así están bien. No me gusta lo que todos tocan, no me gusta ser parte del montón. Prefiero besar una vez, pero hacerlo sobre una cascada limpia que hacerlo mil veces sobre el agua sucia. No tiene merito alcanzar la cima que todos alcanzan, no tiene merito conseguir de tus discursos lo que todos tienen, lo que cualquiera podría tener. No hay razón para sentir, si tus dedicatorias las regalas sin medida, como quien suspira en medio de la somnolencia. No hay razón para esto, para esto que de nuevo he creado como un juego pseudo amatorio entre mis neuronas. No hay razón para que pase, para soñar. Realmente prefiero no soñar, a soñar con lo que todos sueñan, quiero un sueño exclusivo, donde lo latente y lo manifiesto sean uno solo, busco con desespero un onirismo en un código que sólo mi egoísmo puede descifrar. Realmente es decepcionante que tus manos se abran a la lluvia, cuando podrían abrazar el mar, es tonto pensar en el futuro, cuando tu presente te rodea de lo que ahora en la distancia no te puedo dar. Es inútil tenerte para mí, es un intento en que casi el perder es lo más seguro, es un intento en el que ganar es tan imposible como aquel que quiere aplastar las sombras con las plantas de sus pies. No quiero un premio, no quiero ese premio del que todos gozan, quiero un trofeo mío, uno que pueda exhibir sin vergüenza, sin la creciente humillación de quien es amado en la oscuridad y en la luz es sólo la migaja que cae de la mesa del panadero, una de tantas, una que si desapareciera no lograría que el mundo dejase de girar. No intento detener el planeta, intento detenerte a ti, intento una utopía, una en la que no podrías decir “no”, porque tu esencia es así, soy aquel que debería conformarse, pero soy aquel, que quiere que digas “no” al mundo y alimentes al niño que intenta jugar deslizándose en tus tobillos los próximos cien años…

domingo, 11 de mayo de 2008

LA LLAMADA ESPERADA...


Aquello: Hola
Yo: ¿Con quién hablo?
Aquello: Soy yo…
Yo: …

150 días después tu voz ha buscado mis sentidos. Esperé tanto este momento, con lágrimas, sonrisas, en medio de eternas madrugadas, de noches solitarias y nublados atardeceres. Siempre imaginé una y otra vez como sería escucharte, que sentiría, me veía en medio del espacio imaginario corriendo hacia tus brazos, esos que tanto ame y que me enseñaron los placeres de la piel y el corazón. 150 días en los que te he pensado cada uno de ellos, en los que he maldecido el momento en el que te conocí, días en los que me he llenado de la esperanza de volver a tenerte, y en los que en ocasiones te odio como nunca lo hice con alguien, días blancos y negros, matizados con recuerdos rosados y grises.

Aquello: ¿Cómo estas?
Yo: bien…
Aquello: Estoy de visita en Cali, mañana me marcho, quería invitarte a cine o a comer ese plato que tanto te gusta.
Yo: No, no te preocupes. Mejor cuando vuelvas con tiempo celebramos tu cumpleaños y el mío, que por cierto no lo hicimos…

No sentía, las palabras se entre cortaban entre tus labios y los míos. Hubo momentos de muchos silencios, en los que reconocí aquel mutismo que tantas veces logro penetrarme el alma. Siento algo, no sé que es, pero no es amor. No es el amor de aquel tiempo, en el que no hubiese dudado en entregar mi vida por ti, no es el amor con el que alguna vez empuñe las manos con ira para salir en tu defensa. No es ese amor sumiso y profundo que hubiera aguantado el fin del mundo a tu lado. Ese amor supremo, que ahora no sé si fue amor, ya no está. Esto aquí esta vacío, el hueco que dejaste aún no esta lleno, aún no crecen flores en él, pero se hace el intento, me esfuerzo por regarlo y abonarlo. Debo confesarlo tengo un profundo cariño hacia a ti, cariño… pero no es amor. ¿Se podría convertir de nuevo en amor?, no lo sé. La respuesta esta en Dios, y hoy confío en su infinita sabiduría para guiar mi vida.

Aquello: Mmmm… (Silencio que me sacudió), entonces nos toca celebrar el 30 de diciembre, porque en esa fecha vuelvo…
Yo: No importa, celebramos, y pues si yo voy de visita, te busco…
Aquello: Esta bien, ya que no quieres verme, me despido de una vez, que Dios te bendiga y te deseo lo mejor del mundo, sé que siempre te va a ir muy bien en la vida, me saludas a tu mamá y a tu hermano.
Yo: Lo mismo te digo, que Dios te bendiga, saludame a toda tu familia y cuenta siempre conmigo si en algún momento me necesitas…

Se van tantos momentos a la basura, pasiones, objetos, versos y lo más doloso… juramentos frente a Dios, juramentos que no cumpliste. Una nueva etapa diviso en el horizonte, ese momento que tanto esperé llegó, lo viví y ahora sólo es el pasado traído al presente en lo efímero de las frases. Tal vez sea la última vez que sepa de ti, tal vez fue la llamada el final de la escena que llegamos a compartir por tanto tiempo. No hay llanto, no hay dolor, hay esperanza del futuro venidero, un futuro donde parece que ya no hay lugar para ti…

Aquello: Esta bien, chao.
Yo: Chao!
...

viernes, 9 de mayo de 2008

SERÁ LO MEJOR...

Será lo mejor, desaparecer por un tiempo mientras la estupidez despeja estas llanuras, que como en un “masoquismo inconciente”, descrito tan perfectamente, se ha ensañado con lo más palpable de este ser humano. Es la estupidez lo que ha llegado hasta aquí, o es el sentimiento puro lo que me recorre en vientos helados desde los pies hasta la punta del cabello. Es la estupidez de quien se siente atraído por lo desconocido, casi enamorado e ilusionado de lo jamás tocado, de lo más lejano, o es el sentimiento puro del que ha logrado ver la esencia a través de las tildes, del que llegó a lo más cautivador en medio de la creciente frivolidad de prender y apagar una ventana que conecta a la nada, un espacio vació que me conduce hasta ti. Es esta adicción lo que me confunde, es el vicio de leerte, el dolor que siempre se ha sentido en los pulmones, del que ahora conozco la causa, el dolor que produce no respirar tu mismo aire, el aroma que brota de tus calles y los vientos que contonean las flores de tus montañas. Lo mejor si que será desaparecer, lo mejor será ser lo que los demás ven, y dejar de lado lo me conecta contigo, este vicio que se acrecienta en cada tecla, en cada pensamiento, en el planear que decir mientras recorro cada mañana los intricados caminos de la ciudad. Lo mejor será ayudar el olvido, y concretar lo planeado. Lo mejor es buscar tus labios en otra parte, enseñar a un cuerpo extraño la forma correcta de transformar el sentimiento en silabas, y así hacerlo un poco más parecido a ti. Esta noche la música aturdirá mis oídos, miles de ojos buscaran encontrarse en la penumbra luminosa de mil colores, centenares de labios encontraran algo parecido al amor, mientras en compañía de los que se hacen llamar mis amigos, como un escultor incomprendido esconderé en mis bolsillos la plastilina necesaria para crearte, un libro de poesía para enseñarte y un manual para entrenarte. Hoy estaré preparado, para construir aquí, junto a mi, alguien igual que tú, que por un momento borre este vicio y me ayude a olvidar. Será lo mejor, dejar de soñar que serán mis brazos quienes te levanten cuando caigas, es mejor olvidar que mi sonrisa será el pañuelo blanco que seque tus lágrimas, será lo mejor…

martes, 6 de mayo de 2008

MIENTRAS ESPERO DESPIERTES...

Esta ciudad que me vio nacer llora entre las grietas de las calles, lagrimea en las farolas luminosas de cada esquina, y se estremece en los ruidos de los grillos que cantan como lobos a la luna. Me he vuelto ingrato, desagradecido de sus días luminosos, tibios y ambivalentes. Cómo puedo extrañar lo que no conozco, cómo he llegado a sentir celos de la nada, de las personas sin caras, de los rostros que han remplazado las curvas del perfil por letras coloridas, admirables en su sentido pero vacías en su esencia de ser lo que son, letras. Me siento intrigado, cautivado, capturado, encadenado en las argollas soleadas de tus playas, en las frases más armónicas y en lo más triste que denotan tus matices. Estoy en medio del embrujo que causan las tierras lejanas, en medio del hechizo seductor que me lleva ambicionar revolcarme entre tus ropas, tomar tus manos y subirlas por mis muslos, acariciar tu cabello mientras te someto en lo más íntimo de la línea que parte mi pecho y desciende por mi ombligo; hasta asfixiarte en mis músculos para que entiendas que la soledad terminó, que la escena ya no esta vacía, que somos los dos, en un mundo que trasciende de la ambición al egoísmo, de lo pasajero a lo inútil. Sueño con tus labios, me obsesiono con los pliegues que tal vez nunca llegue a tocar, suspiro con fuerza para sentir tu aroma a través de las fronteras. Te extraño sin tenerte, me lastima no tenerte sin conocerte, me emociona un día encontrarte, me inspira leerte, y he llegado a besarte esta mañana al voltear mi rostro en la almohada mientras dormías, mientras duermes, mientras espero despiertes…

lunes, 5 de mayo de 2008

CISNES DORADOS...

Las libélulas revolotean en un enloquecido descontrol sobre las aguas confundidas que se agitan en el lago de estos labios. Son libélulas complejas que buscan de nuevo posarse sobre la superficie para intentar dejar los huevecillos que en el pasado no llegaron a germinar a causa del grave invierno, que como un mago de antaño lograba congelar y descongelar los causes a su voluntad. El tiempo pasó, el invierno, se hizo primavera, luego otoño y ahora deambula entre un intermitente, otoño-invierno. Anoche fue el reflejo de la transformación de estas aguas, de que tus negras plumas aquí ya no se extrañan. Aquí se esperan cisnes de cuento, que desciendan y reconforten los caudales, se esperan vientos de calma que traigan consigo azules y verdes, colores tibios y contrastantes. Fue un momento difícil luego de tanto tiempo, ya no recordaba lo que me hacia odiar los instantes en los que te sumergías en mis brazos, pero lo recordé. Los segundos pasaban, las nubes blancas, tostadas y crocantes entraban una a una en mí, no lograba ver las imágenes, confundido permanecía como un zombi sentado frente la gran pantalla, mientras en mis manos se podían sentir los granos del salado vicio, que contaminaban a cada segundo cada una de las gotas que permanecían en el vacío interminable de la ausencia. Lo recordaba todo, pensaba en la semana, en las cosas que se despertaron. Pensaba en el pasado más cercano, y ahí estaba el dolor certero, pues sin razón aparente empecé a ver tus ojos negros, tu piel blanca, tu sonrisa tímida en rostros desconocidos, recordé lo especial que me sentí a tu lado; las promesas, mentiras y lágrimas. De repente, una caricia salpica sobre mi piel, como aceite de caldera, y me trae de nuevo a la realidad. Una caricia que dolió, que me hizo entender que no hay lugar para ti, que por más que lo intentes sólo logras reavivar pasado intrascendente, no llegas hasta aquí, hasta este lugar sagrado donde se espera que pronto cisnes dorados desciendan en un último milagro…

sábado, 3 de mayo de 2008

NO LO COMPRENDO...

Son horas intensas, que suben y bajan como en una montaña rusa. A veces es mejor huir, conocerlo todo no parece la mejor opción para mí. Estoy escapando con desespero en medio de la tormenta, de los truenos que aturden mis pasos. Es mejor no ilusionarse con la puesta de sol, pues el eclipse normalmente esta cerca, asomado en una esquina de la calle para aparecer en el momento propicio, cuando la pasión y la luz se mezclen con todas las fuerzas del universo. No me sorprende lo que pasa, y ojala pase pronto. Me miro en el reflejo de los charcos y una espesa espuma no permite que los detalles sean claros. No conozco esa silueta, esa silueta enloquecida, que encierra sentimientos apresurados, que no dejan de golpear las ventanas de este ser humano. Hay sensaciones que reconozco, pero no es momento para sentirlas, hay canciones que empiezo a buscar con desespero, hay cosas que me esfuerzo por descubrir, pero no hay explicación. Entre más pasa el tiempo, menos debería de sorprenderme y mucho menos asustarme, pero si, estoy asustado como el niño que ha soltado la mano de su madre en medio de la muchedumbre. Siento pánico, vergüenza, tristeza, es un huracán del que no puedo escapar, que revienta los tímpanos con el zumbido mortal que nace de su centro, tan delicado, fino y puntiagudo, pero capaz de perforar el acero. Y si, parece ser locura, no hay razones para que me inquiete lo que me agobia, busco en los archivos de la mente y no encuentro nada, pero en los cajones de mi alma hay algo en otro idioma, que no logro entender, aunque frente a los demás soy el mejor traductor, en esta ocasión me declaro derrotado, no lo comprendo...

EL LOCO CON SUS LOCURAS...

Como el pájaro que ha quedado aprisionado en la mano, mientras los otros cien continúan desafiando el viento. Como la aguja que se perdió en el pajar, y aunque más dura, firme y poderosa no puede hacer nada contra la cantidad que la oculta. Como Rapunzel en lo alto de la torre, pero sin cabello que le permita al príncipe subir por ella. Este sentimiento es el que ha hecho nido en la boca del estomago con los desechos de un corazón marchito y resquebrajado. Tus palabras han sido como el látigo despiadado que forma asimetrías en mi espalda depredando a cada golpe los restos de mis ilusiones, de esto que pensé vivir contigo aquí, en este espacio aparentemente tan frió pero que con nuestro calor, y la esperanza de encontrarnos algún día hubiese sido diferente. Ya veo que no lo entendiste, aunque en tus palabras y dedicatorias ahora aparecen frases mías, como un proceso del inconsciente, como un acto fallido sugerido por Freud. Las intercalas entre los párrafos, dando forma a lo que para mí ha sido como una cachetada a la mitad del verso. No pretendo tampoco que lo hubieses entendido, como un loco con sus locuras, me ilusione en tu imagen, en las esquinas más sutiles de un rostro que debe ser el tuyo, me sentí desnudo en tus letras, me eroticé en tu gama cromática, y mi memoria guardó tu esencia, esa que te hace un ser tan amado, tan distante e imperceptible a la piel que recubre este cuerpo, pero tan cercano, conocido y extrañado por cada una de las costillas que como arpones de oro cubren esto, esto que tu espacio se robó en pocos días, esto que al parecer quedará en eso; porque como el loco con sus locuras me aferré a ti. Cuando tú, como el cuerdo con su pasado te aferras a él, sin conocerme, sin saber nunca de mí, aunque leyéndome y descifrando entre líneas, no lograste entender que en estas tierras calientes de tardes doradas había un espacio para el rocío que nace de tu espíritu…

viernes, 2 de mayo de 2008

UNA TARDE...

Escribiendo temeroso, cauteloso e inspirando. Escribiendo para tu mirada, para tu regocijo, una nueva dedicación para ti. Es increíble lo que le esta sucediendo a mi organismo, no sé si ocurre en el corazón, en el alma o la ambigüedad de lo que parecen ser mis sentimientos, pero es una fuerza que esta aquí, clavada entre la dureza del esternón y los bordes de mi espina dorsal. Es una fuerza que parece nacer de la nada, conquistada por tus palabras, por el acromatismo que conozco de tu sonrisa, por la textura que siente la palma de la mano, cuando en este atardecer apareciste en mis sueños, y me sumergí como un niño entre tus cabellos, y pude sentir en mi piel la arena que contempla tus pies. Si fuese mar, brisa o sal, tal vez estaría más cerca de ti, y así robarte ese beso que ahora se me antoja. Siendo mar te atraería a mis aguas, te ahogaría en el amor dulce que sólo conoce un tsunami que nace de las manos de Dios. Pero si fuese océano, no podría disfrutar día a día de tu espectacular mirada, de tu sentido común, de la frialdad enigmática de tu racionalidad, y de la majestuosa pasión que exhibes cuando crees en algo. Qué como lo sé, por tus frases, tan cargadas de todo, de ese todo que me hace escribir contigo jugueteando entre mis pestañas. Ya lo decidí, definitivamente no quiero ser el agua que tanto amas, prefiero ser lo que soy, e ilusionarme con enamorarte, con llenarte de mis versos, con viajar por el mundo y encontrar las manos que se esconden en las letras, con llevarte del brazo a la playa que tanto amas, sonreír y bañar tus cabellos con manantial sagrado, mientras me acerco a tu rostro para colocarlo suavemente contra mi pecho, recitándote uno de los miles de pergaminos que escribiría inspirado en ti....

miércoles, 30 de abril de 2008

¿Y YO?

Debo escribir, algo en los huesecillos de mis dedos vibra con pasión y me impulsa hacerlo. Quizá sea cosa del clima, un efecto de la creciente soledad o simplemente la sinceridad que decidió brotar esta noche al compás de los Beegees y su melodiosa tonada. La oscuridad se estaciona frente a la ventana, con destellos de luna ilumina un tercio de mi rostro y embriaga gran parte de la cordura y la sensatez que se ocultan bajo el peinado. ¿Y yo?, yo aquí. Leyendo tus palabras, abrazando tus frases, acicalando el corazón con el sentimiento que escurre la fría pantalla del computador, pero que con saber que vienen de ti, y sin importar la distancia, me hacen guiñar un ojo de forma graciosa y me calientan el alma. ¿Y yo?, yo sorprendido. Anonado con el embrujo de tu espacio, con enormes deseos de invitar a un café tus ojos tan lejanos y desconocidos, muerto de ansias por acariciar con las yemas de los dedos tus exquisitos labios, que ahora no conozco, que sé están perdidos en el mapa, y que estoy seguro que nunca sentirás que esta caricia es para ti, mientras brincas entre palabra y punto. ¿Y yo?, yo intentando inspirarme mientras sonrió. Creando en la mente tu imagen, más que lo tangible, busco tus palabras, cargadas de la esencia con la que las escribes. Si, quiero tus palabras, las quiero convertidas en vapor tibio escurriéndose entre mis mejillas, y buscando con esmero las comisuras de mi boca. ¿Y yo?, esperando que lo entiendas, que te sientas con fortuna por esta dedicación. Me encanta, me encantan tus maromas con las silabas, las ideas que terminan con tonada, y lo maravilloso que el brillo de tu piel refleja el contorno de la vela. Esta noche es entre tú y yo. ¿Y yo?, yo aquí con tus palabras y mi imaginación, ¿y tú?, tú aquí en mi mente, en mi inspiración, pero sin mí, terminando de leerme y sin saber que escribo hoy por ti…

sábado, 26 de abril de 2008

UN SORBO PARA TÍ...

Qué me importa, que importa todo. Nada importa lo que susurran, lo que acaricia los pliegues de las orejas. No importa lo que dicen que dices. No importa que ahora te creas profesional en el arte de catar, porque eso sólo lo dices tú, y a mí me consta lo contrario. No importa que grites al mundo que el vino que tomas ahora es de mejor cosecha, con aromas más dulces, de los viñedos sagrados. La verdad no importa. No importa porque tu paladar se acostumbró por veinte años a degustar los vicios más insípidos, la tierra despreciada, los manjares del mendigo. Qué sabes tú de sabores, de buenas cosechas, de uvas preciosas. Nada sabes, porque el vino que ahora tomas, no es más que agua agridulce, aquella que el desarraigo y la falta de porte te llevo a beber. El vino que despreciaste y del que ahora blasfemas, es el delicado manantial que te quiso dar la vida eterna, es la fragancia que hubiese dejado ser aroma por ti. Este vino contra el que lanzas injurias es el que te dio vida, el que te hizo brillar, y que desafortunadamente tu manipuladora lengua de papilas venenosas contaminó. Vino que después de ti, perdió su textura, olor y hasta el cristal de la copa se hizo acero para contener la presión del llanto. Vino que ahora surge de la tierra en forma extraña, contenido en los colmillos de una cascabel que danza en la música de sus maracas invitándote a tomar un sorbo de nuevo. No te acerques, sigue bebiendo de tu vino tan dotado de virtudes, que hasta el licor más fino a la luz del día siempre termina por llenarse de moscas, con mucha más razón el agua de pozo. Quédate con tu vino, evita la tentación, porque este que ahora ves, no es del mismo viñedo, ni siquiera de uvas, es de las entrañas del demonio…

viernes, 25 de abril de 2008

"LÁGRIMAS DULCES"...

He resucitado del asfalto para acercarme al cielo y volver a fallecer. Los golpes cada día son más dolorosos. Cada amanecer, cada anochecer, llegan de repente sin aviso previo. Poco a poco voy cayendo de la nada, en un espacio que no parece tener fin, debo morir. Hace pocos segundos lo sentí, el abrazo mortal del asfalto. El sol es mi maldición, su calor la condena, la tortura, para mi simplemente el inicio de la muerte. Voy subiendo entre el azul y el blanco, entre niebla y humo, entre el pecado y la confusión de no saber de ti, y negar lo que hay en mí. Me alegra llegar a la frialdad espacial de mi hogar. Acongojarme en los brazos de mi madre, arrullarme en las rodillas del amor. Me entristece saber que será poco tiempo. De nuevo la oscuridad y los fuertes sonidos me anunciarán que pronto debo alejarme. Por fin he llegado, los puedo ver en la distancia. Sus cuerpos transparentes brillan con la luz del cielo, intento acercarme más para disfrutar de lo prometido, pero es imposible. La desgracia anunciada se aproxima en cuestión de segundos, la nubes negras llegan de repente, me desprendo de la vida… me preparo para morir de nuevo. Caigo a grandes velocidades, cierro los ojos, el temor es inmenso. Las lágrimas brotan sin parar, sé que será doloroso. El tiempo avanza proporcional a la velocidad, el golpe final me destruye. La muerte calida, la muerte sentida, morir por un siglo más. No existo. El sol se levanta con más fuerza en el horizonte, me desprendo de este abrazo fatal, en forma etérea, efímera como la niebla que no es agua, ni aire. Con dignidad asumo mi destino, soy una gota de lluvia, para algunos “lágrimas dulces que caen del cielo”. He resucitado del asfalto para acercarme al cielo y volver a fallecer…

lunes, 21 de abril de 2008

SIN SENTIDO...


Hoy simplemente no extraño un alma en particular, no extraño unas palabras, ni tampoco una piel. Hoy extraño instantes, de felicidad, emoción, tristeza y hasta lágrimas. Extraño sentir, porque llorar, reír, amar y odiar es estar vivo, es sentirse único, diferente. Hoy no siento eso, simplemente veo como la vida se pasa entre el movimiento de mis dedos, el sonido del teclado y la luz reflejada en mi pecho. No siento, intento buscar mi corazón y no lo encuentro, no lo escucho, no me dice nada, no hay amor, ni odio. Dónde quedó el rencor, la venganza, los necesito de vuelta. Esta noche quiero sentir. Muero por derramarme en océanos, por suspirar en ilusiones, por planear el siguiente paso de un juego de miedo, pero sigo aquí, con los segundos entrando en sonidos por mi oído derecho, mientras percibo el susurro de las llantas de los autos sobre el suelo húmedo. Percibo, escucho y respiro, pero sigo aquí sin amar, sin tiritar, sin sentir. Sigo aquí, imaginando navajas de bordes metálicos y afilados deslizando por mis piernas, inflingiendo un dolor que me haría humano, vivo entre lo muerto que me rodea, y que me doy cuenta ha empezado a llevarse las emociones, a llevarse todo. No parezco, no hay formas, huyo al espejo, no reconozco esta falta de esencia. La sensibilidad se perdió en la noche, las lágrimas se congelaron en mi pecho, la caperuza que cubría el alma se la robo el lobo, nada sale, nada entra. Todo tiene sentido, pero sin sentido, de haber sentido… Todo tiene sentido, el sentido que tienen las cosas cuando han perdido el sentido, el sentido que tiene la suma que no aumente y la división que no fraccione. Sentido es lo que me doy cuenta no he hecho, sino me equivoco en esta confusión en la que sentir como verbo en condicional perfecto o antepospretérito es sentido…

domingo, 20 de abril de 2008

TE LO AGRADEZCO, PERO NO!!!

El sentimiento, luego de 4 meses, ha terminado. Aquí no hay, ni hubo, ni habrá nunca nada.

viernes, 18 de abril de 2008

QUIERO QUE SEPAS...

Me siento pleno, satisfecho, sin recuerdos, sin fantasmas. Las sombras desaparecen entre los destellos del arcoiris, mientras los vampiros que absorbían mi vida se hacen polvo entre los brillos de tono rosa. Si muriera ahora, lo haría feliz, si mis venas se derramaran sería en mieles y si llorara el néctar azucarado desaparecería entre colibríes y mariposas. Esbozo una sonrisa color celeste y me pregunto, qué pasó con tu recuerdo, hace varios días me anda esquivando. El presagio se materializa, la felicidad para mi y lo prometido a ti… el olvido.

viernes, 11 de abril de 2008

CONJURO: TABLA Y PIEDRA...


Hay tantas cosas en mi cabeza, y por alguna razón he descubierto que sigues estando ahí. El tiempo ha hecho su tarea, o debo decir que la esta haciendo, poco a poco los motivos para amarte han ido desapareciendo y al avanzar del calendario surgen aquellos que me llevan a preguntarme, ¿qué vi en ti? Creo que fue la soledad, transformada en un amplio mar, en el cual no me quería ahogar, y necesitaba con urgencia una tabla para sujetarme, sin importar si esta estaba podrida o astillada por la sal, esa tabla fuiste tú. Es raro que la soledad siendo mi fiel compañía me haya pagado con tan mala pasada.

No estoy para juzgarme a mi mismo, aunque reconozco que en ocasiones, sobre todo en las noches lluviosas, tu imagen corroe mi cabeza, y me acerca a la locura. Te doy un consejo como el amigo que nunca llegaré a ser para ti, en esta etapa de mi vida no te convengo, me he vuelto peligroso, en mis momentos de cordura, cuando el aparente amor no me ciega, deseo con todas las fuerzas que llegues a necesitarme con la suficiente vehemencia como para caer de rodillas a mis pies. Esta imagen la repito una y otra vez. Has logrado reavivar lo peor de mi, los enormes deseos de venganza, pero no quiero una fatal, quiero llevarte a la locura, apelar a la indiferencia, simplemente mirarte como quien tropezó con una piedra, seguir caminando, evolucionando hasta alcanzar los cielos, mientras la piedra siempre quedara ahí, en medio de soles y tempestades, mirando hacia arriba, esperando quien será el próximo que se apiade de levantarla.

Y si, a veces te extraño, en otras creo amarte, reconozco que todos los días te pasas por mi mente una y otra vez, pero por alguna razón tu ruta hace algún tiempo te lleva a mi cerebro pero no se estaciona muy seguido en el corazón, ni quebranta las nubes que conforman el iris de mis ojos. Si, algo sucede. Algo muy malo para ti se aproxima, no llega aún, pero cada día se siente con más claridad, es el olvido. Aquel que será la desgraciada para ti, cuando algún día mires al cielo, luego bajes la vista hasta tu espejo, para darte cuenta que fuiste, eres y seguirás siendo la tabla podrida y la piedra con la que muchos tropezaron, pero que ninguno se llevó a su casa…

miércoles, 9 de abril de 2008

HOY...

El fuerte olor a metal se desliza entre mis manos. Cada gota de vida se desprende de mi cuerpo como se alejó alguna vez lo que dio vida a mi alma. La noche lluviosa es el único testigo de este crimen que ha nublado mi mente y ha logrado separar totalmente el camino de vida que transcurría por mis venas. Puedo escuchar los demonios que danzan a mí alrededor y el sonido de sus copas, mientras se regocijan del infinito dolor que no pude soportar. Ahora todo parece calmo, la muerte no es más que el sueño que en tantos ocasiones tuve, la dulce sensación de verte frente a mi, con tu mano extendida y esperando por rescatarme del tormento de tu ausencia. La oscuridad embarga mi existencia, pero no oculta tu recuerdo ni el aroma de tu ser que depositaste en mi vientre, y que se desprende en manojos para recordarme que aún estas aquí, que huelo a ti, desde lo más intimo de esta piel fría hasta lo más visible de cada media noche, cuando podía sentir tus pasos lentos acercarse y tu cuerpo acostarse al lado mío. Sangre, oscuridad, recuerdo; son ahora las pocas cosas que me hacen compartir este infierno de soledad a tu lado…

domingo, 6 de abril de 2008

EMBRIAGADO...

Aún con el alcohol recorriendo mi cuerpo debo confesarme. Anoche, entre copa y copa tu imagen se hizo visible de nuevo en mi mente. Esta madrugada te lloré por millonésima vez. Regalé mis labios buscando tus sabores. Extrañé todo de ti, en especial tu compañía, tus abrazos, ese calor que me hacia sentir tan seguro, y que ahora es el frío de la soledad que danza entre mis días. Me sonrió al pensar en lo entupido que soy. Cómo puedo anhelar una enfermedad, un virus que lleva tu nombre y que se esfuerza por mantenerse en mi sangre. Pero si, me hiciste tanta falta, que no hay palabras para describirlo, sólo lagrimas que se deslizan al compás de la luna, sólo llanto que con los segundos me hace sentir más solo y desesperado. Qué me esta pasando, si el tiempo todo lo cura, si la distancia todo lo borra. Qué me esta pasando que te necesite de nuevo, que ansié tu cuerpo, tus calidas, blancas y suaves manos deslizándose una y otra vez por mi pecho. Me odio por ser tan frágil. Te puedo escuchar, con la brisa cayendo cobre el teclado, como rocío salpicando mis manos, siento tu terciopelo aquí, consolándome y diciendo que todo estará bien. Ahora siento que no puedo más, que por ti todo lo haría, aunque apelo a la racionalidad y sé que hay mucho más para vivir, pero en este instante, hoy, me duele el cuerpo, siento débiles mis extremidades, y es porque te necesito, te quiero aquí conmigo, sin ti parece no haber vida, sin ti sólo soy un títere que cuelga de una cuerda, y que suplica por que se rompa, que ruega por tener la fuerza para destruirla el mismo con un corte vertical y definitivo. No quiero más, no me siento capaz, me estoy ahogando en la llovizna de mis parpadeos...