jueves, 15 de mayo de 2008

EL ARTE DE CONFIAR...

Con miedo a descubrir a plena luz del día los archivos de la conciencia me aproximo a desatar la cinta que los oprime. Esta tibieza que recorre mis venas llegó en una hora extraña, por lo general, no bienvenida con la luz del sol, llega de la nada en las noches más frías, cuando los charcos vibran entre las ondas de los pétalos que descienden de las nubes. Qué estoy imaginando. La sinceridad de tu mirada, de esa misma que conozco en dos dimensiones, pero que ha sido suficiente para neutralizar gran parte de la razón y redondear las puntas del espíritu indomable. Qué si te veo. La respuesta es afirmativa, tal vez es culpa de nuestra última charla, de los pensamientos que cautivaron mi epidermis mientras se escabullía por las sabanas. He vuelto a soñar contigo. Como un presagio del destino tus brazos se apoderaron de mi pecho mientras me esforzaba por atraparte con mis piernas, disfrutaba de tu amplia sonrisa, de esa misma que tantas veces sujetas y no liberas. Aún puedo escuchar tus gritos, ver tu rostro inclinado hacia atrás escapando de mis agarres pasionales, aún siento la textura de tu cuerpo contra al mío, aún puedo verte junto a mí como dos lobeznos que aprenden en el juego el arte de matar, y en nuestro caso el arte de confiar. La primera etapa ha empezado, me acostumbro a ti, te empiezo a pensar aún sin que algo me recuerde tu existencia, sólo la idea de que en este mismo planeta estamos los dos. El gusto se asoma juguetón entre el movimiento arrítmico de los dedos de mis pies, que danzan al compás de los latidos de tu corazón. Ese mismo que ahora en la distancia empiezo a escuchar, empiezo a sentir y al que he empezado a dedicarle una parte de mí. Aún cuando la razón se encuentra en las aguas del alcohol, me dice al oído con su voz sin tonada, que todo será una ilusión, que pronto el amor tocará tu vida, y de esto tan sólo quedara esto, las palabras aquí escritas, los coqueteos en las noches y las miradas congeladas. No importa, sé que el amor te llegará, pero espero que ese día sea fácil para mí zambullirme en las profundas corrientes del olvido y desaparecer…