lunes, 26 de mayo de 2008

¿QUIERES?...

Estoy muriendo por ti. Quererte me hace desear morir para llevar mi alma hasta la sombra de tu regazo. Tú, mi inspiración. El cuento que se desliza en las páginas de mi vida, el viento que sacude mis ropas mientras contemplo en las montañas el mismo relieve singular de tu apacible amor. Te quiero, nada más importa. Una tarde el mar lo descubrió, aquello que una mañana percibí por primera vez, lo encantador de tu presencia, entonces se sintió celoso decidiendo mimetizar sus siete colores con la noche para dar el tono exacto de tus ojos. Hace mil siglos en medio del oasis del Sahara se dieron cita el ébano y el marfil, en una aparente lucha que se trasformó en el más bello huracán para adheridse a tu piel, y regalarme tan exquisito manjar. Tu sonrisa, la expresión que tantas veces imagino sellando con un beso, la expresión más dulce que nace de los sembrados de las cañas verdes que crecen en estas tierras, un gesto que derrama miel y se trasforma en arcoiris cuando las mariposas se acercan a beber un sorbo, de aquello que lucho por contener sólo para mí, entre estas humanas manos. Ternura infinita, como manantial cristalino de pureza se desliza cual cauce otoñal entre tus movimientos, entre esa manía que no comprendo, ese armonioso egoísmo de tu mano izquierda por tapar el brillo y la sensualidad sin igual de tus labios cuando las primeas alas fluorescentes empiezan a beber. Las horas avanzan, el sol corre la cortina, lee las primeras líneas, sorprendido me susurra al oído, se apresura por brillar con toda intensidad para lograr la cumbre de la tonalidad a las 4:30 de la tarde cuando su gama es por un momento lo que con ambición el océano quiso imitar, y que ahora el día con su máximo rey decide dar tributo, trayéndote a unos pasos de mi ventana. Te quiero, y no dejaré de decirlo, Dios lo dicto así. Si un día quieres más de la naturaleza sagrada que conforma tus esquinas, sólo debes pedirlo, pondría sobre tus dedos los anillos de Saturno, mientras en un tendido de estrellas te haría la propuesta final, aquella que me uniría por siempre a ti. Si quieres te doy el mundo, sólo promete nunca pedirme que te deje de amar…

8 comentarios:

Unknown dijo...

Un soneto de amor, repleto de buenas intenciones, es como si te hubieras dado un gran baño antes de entregar tu cuerpo al ser amado.

Limpieza del alma.

buenas intenciones.

saludos

Fausti dijo...

OH mi Dios!!!

Me has dejado totalmente sin aliento.

Que letras tan HERMOSAS.

Me encantó leerte.

Un beso.

Sir. Killian dijo...

Me gusto mucho :P

Saludos.

VALENTIN dijo...

toc toc ... Buenas tardes. Todo bien X aquì? ... Tienes una tareilla en mi blog.
Saludos !

El Aletz dijo...

AAAA!!!!!!!
Yo tengo a quien dedicarle algo así!!!
Pero ni sabe que existo!!!!!
Snif..........

Gigi German dijo...

Que hermoso, despues de tanta belleza, quien dice que no? Un abrazo desde mi respiro.

:)

Roy Jiménez Oreamuno dijo...

Muy profundo y muy penetrante en los rescindidos sentimientos, que encadenados a otro ser humano, cree no sobrevivir si la otra persona no está.

Se ofrece el cielo y la tierra, se cree que el amor está dispuesto por Dios, sin recordar que amar es una decisión soberana de cada ser humano, que escoge donde poner sus sentimientos.

Me gusta lo de los anillos de Saturno, que expresión más fuerte, no me imagino el tamaño de esos anillos.

Muy bueno

Saludos desde San José con tremenda lluvia de invierno.

Fabián Aimar (faBio) dijo...

qué bueno tío, qué entrega!
estas historias así me molan... despiertan
besotes guapo!
saludos