domingo, 11 de mayo de 2008

LA LLAMADA ESPERADA...


Aquello: Hola
Yo: ¿Con quién hablo?
Aquello: Soy yo…
Yo: …

150 días después tu voz ha buscado mis sentidos. Esperé tanto este momento, con lágrimas, sonrisas, en medio de eternas madrugadas, de noches solitarias y nublados atardeceres. Siempre imaginé una y otra vez como sería escucharte, que sentiría, me veía en medio del espacio imaginario corriendo hacia tus brazos, esos que tanto ame y que me enseñaron los placeres de la piel y el corazón. 150 días en los que te he pensado cada uno de ellos, en los que he maldecido el momento en el que te conocí, días en los que me he llenado de la esperanza de volver a tenerte, y en los que en ocasiones te odio como nunca lo hice con alguien, días blancos y negros, matizados con recuerdos rosados y grises.

Aquello: ¿Cómo estas?
Yo: bien…
Aquello: Estoy de visita en Cali, mañana me marcho, quería invitarte a cine o a comer ese plato que tanto te gusta.
Yo: No, no te preocupes. Mejor cuando vuelvas con tiempo celebramos tu cumpleaños y el mío, que por cierto no lo hicimos…

No sentía, las palabras se entre cortaban entre tus labios y los míos. Hubo momentos de muchos silencios, en los que reconocí aquel mutismo que tantas veces logro penetrarme el alma. Siento algo, no sé que es, pero no es amor. No es el amor de aquel tiempo, en el que no hubiese dudado en entregar mi vida por ti, no es el amor con el que alguna vez empuñe las manos con ira para salir en tu defensa. No es ese amor sumiso y profundo que hubiera aguantado el fin del mundo a tu lado. Ese amor supremo, que ahora no sé si fue amor, ya no está. Esto aquí esta vacío, el hueco que dejaste aún no esta lleno, aún no crecen flores en él, pero se hace el intento, me esfuerzo por regarlo y abonarlo. Debo confesarlo tengo un profundo cariño hacia a ti, cariño… pero no es amor. ¿Se podría convertir de nuevo en amor?, no lo sé. La respuesta esta en Dios, y hoy confío en su infinita sabiduría para guiar mi vida.

Aquello: Mmmm… (Silencio que me sacudió), entonces nos toca celebrar el 30 de diciembre, porque en esa fecha vuelvo…
Yo: No importa, celebramos, y pues si yo voy de visita, te busco…
Aquello: Esta bien, ya que no quieres verme, me despido de una vez, que Dios te bendiga y te deseo lo mejor del mundo, sé que siempre te va a ir muy bien en la vida, me saludas a tu mamá y a tu hermano.
Yo: Lo mismo te digo, que Dios te bendiga, saludame a toda tu familia y cuenta siempre conmigo si en algún momento me necesitas…

Se van tantos momentos a la basura, pasiones, objetos, versos y lo más doloso… juramentos frente a Dios, juramentos que no cumpliste. Una nueva etapa diviso en el horizonte, ese momento que tanto esperé llegó, lo viví y ahora sólo es el pasado traído al presente en lo efímero de las frases. Tal vez sea la última vez que sepa de ti, tal vez fue la llamada el final de la escena que llegamos a compartir por tanto tiempo. No hay llanto, no hay dolor, hay esperanza del futuro venidero, un futuro donde parece que ya no hay lugar para ti…

Aquello: Esta bien, chao.
Yo: Chao!
...

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