viernes, 27 de junio de 2008

LA SEGUNDA LLAMADA...



Yo: alo
Aquello: hola, cómo estas?
Yo: con quién hablo?
Aquello: con…

Era tu voz, realmente desconocida para mis oídos. El tiempo se llevó sus ritmos, sus caídas y subidas de mi memoria. Como aquel que se consumió en su orgullo me arme de indiferencia y mis frases cortantes te hicieron entender el mensaje, al menos es lo que espero, o lo que creo esperar. Tu voz aunque desconocida, fue percibida por mi conciencia como una melodía más madura, con unos quiebres que me hicieron pensar en la forma en la que lucen en estos momentos el brillo de tus cejas, la armonía casi perfecta de tu sonrisa con el tono oscuro de tu cabello. Como ves, no sé donde estoy parado, porque aunque siento rabia por tu desprecio, por esa falta de compromiso, aun veo como símbolo de la perfección la blancura de perla que se extiende sobre tu rostro cuando los pliegues de tus labios toman polos opuestos. No dejo de pensar en tus brazos, en tu piel de nieve retozando sobre los colores madera que cubren mi corazón. Han pasado siete meses, largos, tortuosos, cada día menos lacerante que el primero, siete meses en los que el luto lo llevo en el alma, siete meses de los cuales tres el dolor se transformaba en lágrimas de sal que recorrían mis mejillas mientras miraba desde una ventana la ciudad que nos vio amarnos por tanto tiempo. Siete meses que me llevaron a descubrir este lugar donde puedo descargar libremente lo que siento, donde puedo llorar en los hombros invisibles de otras mentas locas y de algunos corazones que como el mío, luchan con esmero por no morir, lugar donde la mayoría estamos en el mismo mar, en ese que no deja de batirse en enormes olas, y en profundos abismos oscuros. Pienso en ti. Te pienso con cierta nostalgia, con un cariño matizado de los grises del rencor, con un sentimiento que no logro explicar y que tan sólo podría descubrir si te tuviera a tres centímetros de mi nariz. ¿Quieres volver a mi lado?, es lo que me pregunto, y lo que no quiero contestar, ¿quieres que seamos amigos?, imposible, eso nunca va a pasar. ¿Quieres volver?, vuelve y déjame respirar a tres centímetros de tu boca, y podré responder con plena seguridad lo que pareces estar buscando en tus esquivas llamadas…

Yo: estoy ocupado
Aquello: ¿Cómo está tu familia?
Yo: todos muy bien, gracias
Aquello: Te llamo luego entonces
Yo: que estés bien, chao!

8 comentarios:

Diana Milena dijo...

Anoche te llame yo, lo intenté varias veces, no se que pasaba con la red de movistar y no me pude comunicar... Quede muy inquieta y preocupada por vos, solo te digo que te quiero mucho, un abrazo!

DITO dijo...

No os preocupeis... vos sabeis como son vuestros corazones alocados!!!! I love ya!

Isaja dijo...

El dia en que puedas ser amigo de alguien que amaste sin ser su amante, es porque la chispa ha muerto...

En ese momento descubres que realmente lo has superado...

VALENTIN dijo...

Ups! ... mmmm ! Nunca lo habia visto así, pero Isaja tiene mucha razón!
On tas perdido?
Un abrazo grande!!!!

Roy Jiménez Oreamuno dijo...

Increíble todo lo que desata una llamara, ansiedad, desvelo, amor, odio remembranzas.

Y si suena ocupado, sino se contesta el teléfono, que más podría pasar.
Y si no desea hablar aunque conteste, debe ser un golpe mortal para los sentimientos encontrados.
Saludos

Fausti dijo...

No te imaginas lo mucho que me reflejo en estas palabras. Puedo percibir con claridad lo que estás sintiendo.

Ay mi querido amigo Dito... me dejas sin nada que decirte que te pueda ayudar y consolar. Lo que si te puedo decir es que yo estoy dejando que el tiempo haga su trabajo.

Paciencia, y adelante con tus estudios, metete de cabeza en ellos. Lo demás viene solo (eso creo)

Un abrazo gigante y un cálido beso.

cossete dijo...

.....llámela usted, es malo eso de reprimir sentimientos.

un saludo.

Fabián Aimar (faBio) dijo...

Bueno... en estos casos suelo decir que ojalá el tiempo pase pronto, y sean tan solo anecdotas, porque la vida sigue trnscurriendo, y aún hay historias que tendrás por vivir y también merecerán ser contadas.
Un bezote guapo!