jueves, 24 de julio de 2008

SIMPLEMENTE PARA OLVIDAR...

Una noche pasajera. Volátil entre las horas difuminadas en segundos. Unas horas de promesas eternas, besos de fuego y caricias que emergieron de los dedos como lava de volcán. El calor en la noche surgía místicamente de la prisión de tu pecho contra mi espalda, tus labios acariciando mi nuca y mis piernas encadenadas en las tuyas. Si debo confesarme diría que no dormí, quise disfrutar de cada instante, quise sentir que te amaba y que me amabas, en un doloroso juego que sólo yo puedo creer. En un juego entre chocolate y agua que duró seis palpitantes horas, en las que pretendí contener los suspiros cristalinos que luchaban por escapar de mis ojos. Bien dicen que las promesas sólo son promesas, las tuyas son aquellas que puedo contar, que ahora recuerdo, que se replicaron una y otra vez mientras me sentía impotente al esperarte con mi traje negro en la esquina de la cama. Los minutos fueron testigo, la noche se esfumó, no llegaste, desperté. Quizá fue esta una de las experiencias más bellas que he tenido, no lo dudo. Aún con mi traje negro arrugado, la pesada cobija sobre mi cuerpo, el ruido de extraños buscando imitar tu voz, sigo aquí, vivo y soportando el duro golpe de granizo que hiela cada centímetro de la piel. Aquí, tus besos de fuego y tus caricias de lava fueron encantados por una misticidad desconocida, un alquimista que escapa de la fantasía de Cohelo, para desgranar los momentos, tamizar las miradas y decantar los aromas, dejando sobre el inerte tubo de ensayo copos de nieve dura y agria, que dejan entrever entre sus brillos, tus miradas frías, la copa que levantas en su honor, el brillo de tu sonrisa para otros ojos, y tal vez esas promesas que fueron mías ahora las dedicas a esa cabellera rojiza que acicalas sin parar, mientras pretendo reír sin mirar, quebrando los restos de mi fisurado esternón. ¿Yo?, mirando el reloj, angustioso porque las horas marchen para despertar. Despertar, simplemente para olvidar…

3 comentarios:

Roy Jiménez Oreamuno dijo...

Que relato más intenso y más erótico.

Me gusto como expresas todos esos sentimientos y experiencias que duraron seis horas, que por ciertas seis horas es bastante tiempo para disfrutar de alguien. Describes cada momento, cada cuerpo, y como los músculos, las piernas, y hasta el esternón, toman forma en ese juego de sexo y furor.

Ojala no se despierte, y que sigas soñando con esa experiencia que te llevo al límite, y te hizo suspirar y desear que las horas siguieran eternamente.
Saludos

HannaLuna dijo...

oh por Dios, hace tanto q no te leia mi dito q olvidaba lo profundo de tus palabras..
mucjha tristeza y mucha sensulidad..

un abrazo,
ps. nuevo post y nuevas fotos;)
un abrazo my looove

Diana Milena dijo...

Como siempre tus palabras me dejan sin palabras... Pero entiendo, entiendo lo que significa porque antes fui yo, ahora eres tu y... quién será después? El tiempo lo dice todo. Besos y abrazos mi amigo!!!!!!!!