lunes, 17 de enero de 2011

A QUIÉN LE ESCRIBO, A TI..


Has negado tu rostro a mis ojos, a mi memoria, con un golpe certero me evitaste crearte, intuirte, eres la obra que salió del cuadro y asfixió la creatividad del artista. Me dejas con poco, con tus labios cubiertos de oscuridad, arropados en los sueños que no logró descifrar, con la nariz sin el toque de las estrellas, con una nariz que desearía tener recorriendo los contornos de mi cuerpo, lo inexplorado de mis piernas, lo fuerte de mi pecho, lo suave de mi lengua, lo tibio de mis manos. Tus palabras son halagadoras, pocos “humanos” tienen tu habilidad, la irreverencia, la ternura en la misma pócima, esa misma que un día dejaste en la entrada de esta casa. Tu olor guió mi inspiración hacia tu destino, descubrí en tus ojos la escafandra, el muro que no permite ver, en tus frases la fuerza, en tu saludo mi destino. A quién le escribo, a ti, aún lo dudas. Me inspiró la sencillez de tu cariño, las letras son caricias que llegan directamente lo más profundo del hombre, donde no existe piel, donde no existe nada que se revele; un espacio tan efímero como sublime, tan intimo como imperceptible, tan mío, ahora tan tuyo. Alguna vez te escribieron, es una pregunta, quizá sea esta la primera vez, quizá sea una de tantas, quizá sea una que no recordarás, una que olvidarás. Quédate un rato más en este lugar, déjame de tu pócima, deja un poco en la entrada, esta noche pasaré a recogerla. Juro que haré un pacto con un duende, que robaré el sombrero de una bruja, que seré lacayo de García Márquez, que haré mi mejor gala de Romeo, para mantenerte cada día aquí, para no dejarte ir, quédate, acaso puede doler que cada mañana te regale mis versos, acaso puedo dañarte con el roce de mis dedos, quizá te lastime con mis abrazos, quizá si un día te marchas tendrás millones de razones; seguramente, la más cierta, será que el océano de mi sentimiento está a punto de volar en pedazos lo limitado de tu corazón. Permíteme seducirte, permíteme saber que aquí estuviste, permítete saber que con una caricia te llevaste mi arte, te quedaste con lo más cauto de mi esquiva inspiración. A quién le escribo, a ti, aún lo dudas…