domingo, 23 de marzo de 2008

MI CEMENTERIO...

Azules, verdes, de tonos fluorescentes. Ojos rojos que se limpian sin parar. Labios imperceptibles que susurran entre mi lengua. Frío en la punta de los pies. Vació, muerte, oscuridad, sepulcro. Estoy tres metros bajo tierra en medio del infierno terrenal del que vivo han sepultado. Olor a flor de muerte. Aire pesado que descansa en mi garganta. Recuerdos que llegan, lagrimas terrosas, uñas que se desgarran en la madera intentando inútilmente escapar a este destino. Estoy muriendo. La calavera se carcajea ante mi vanidad, ante lo que alguna vez fui y ahora no soy. Entre arcadas sus dientes caen sobre mi desgracia. Los cabellos largos, cenizos y amarillentos envuelven mi cuello y me sepultan un metro más. La belleza ahora no sirve, no existe, el peor demonio, mi gran condena. La inteligencia sólo es un gran bote de mierda del que tantas veces me jacte y comí con ansias. La amistad no la entiendo, nunca la entendí, muero sin sentirla. El olor putrefacto ciega mis últimos minutos y emana de mi corazón, lo más miserable de mí, la basura de mi cuerpo, la carne que se pudrió al no ser usada, al no ser comida. La muerte me sonríe coqueta, respondo sacando los restos de mi lengua espantando las moscas susurrantes. Insinúo la necesidad de un ultimo beso, un beso con sabor a muerte, muerte dulce, muerte amada, muerte piadosa que arrastre mis restos malditos del cementerio lúgubre que oculta la piel…

sábado, 22 de marzo de 2008

¿Y QUIÉN DIJO QUÉ SER PERRO ESTA MAL?

"Ojala los hombres fuesen más perros y menos hombres" ... (Eduardo, 2008)

lunes, 17 de marzo de 2008

LOCURA TORNASOL...

La locura empieza, como lo había anunciado, era la luz que se aproximaba sin remedio. Todo comenzó esta madrugada alrededor de las 2:30 a.m. Como de costumbre soñaba contigo, te miraba sonriente y con la misma picardía de siempre, no hubo palabras, no se necesitaban. Recuerdo tus besos, esos besos oníricos que en medio de la luna amanecida depositaste en mi boca. En ese momento te ame. Al abrir mis ojos apresuradamente, te amo. No me importa lo que piensen los demás. Estoy en el punto donde mi razón ha entrado en coma, y donde mis sentidos te buscan con una vehemencia sobrenatural. El tiempo me devora, la distancia se hace mayor, tus desplantes y tu nuevo amor se han cansado de danzar frente a mí, pisoteando la punta de mis zapatos, salpicándose de mis eternas lágrimas, y por más que pasa y pasa, no lo puedo evitar, es inútil dejarte de amar.
Mi locura tornasol, el juego entre amarte y odiarte, ha tomado un tono dorado. Mi mano luce de nuevo aquella pieza de mil líneas y de hojas de otoño que alguna vez me hizo sentirme tuyo. La apreso entre mis dedos, la miro, me renuevo en sus destellos, y te siento aquí. La quiero llevar de nuevo, mi tacto la extraña, te extraña a ti. De nuevo estas junto a mí, con ella, te puedo sentir. No te preocupes nada pasó, el tiempo no es nada. Quédate a mi lado, como alguna vez lo prometimos, hasta más allá de la piel. Te prometo, que nunca más la separé de mi mano. La llevaré, porque nuestro lazo fue algo más que palabras, fue un pacto, un pacto celestial. No importa, si unos días te amo, y en otros te quiero olvidar. Lo importante es que mi locura es tornasol, y que siempre del amor al odio, entre tu y yo, habrá tan sólo un pequeño paso mi amor...

martes, 11 de marzo de 2008

VUELVE...

Es fuego, ira, amor, odio, temor, lo que arde en mi cabeza, lo que cosquillea entre mis oídos y lo que se condensa en mis pupilas. Me odio a mi mismo, por amarte. Me odio por no salir corriendo en medio de la llovizna a tu lado. Nunca me imagine estar tan indefenso, tan carente de algo, tan cerca a la locura. Enloquezco, irremediablemente, así es. Cada noche pienso en ti, cada mañana hablo de ti, y en los atardeceres, ni que decir, sólo puede olerte en el néctar que brota de la tierra, en las comisuras de mi piel. Te necesito aquí para seguir con vida. Necesito la razón de tus palabras para vivir. Daría todo, y te lo daría todo, por intentarlo de nuevo. No soporto esta soledad. Esta planta de espinas que dejaste creciendo en mi pecho crece con los segundos. Te necesito para amarte, te necesito para curarme, necesito todo, todo de ti amor mió… Te juro que los segundos siguen su camino, mientras mi vida quedo en el vació, no hay espacio, tiempo, no hay nada. Aquí, sólo sigue tu recuerdo, la mortal melancolía con la que me dejaste, y si, te necesito, yo si te necesito para respirar.

Me han dicho que esto terminará, que este sentimiento no es eterno, que pronto el tiempo o un “clavo” te apartará de mi vida, pero no ha sido así. Todo avanza, algunas cosas retroceden, pero tu aroma y los rastros que dejaste en mi cuerpo no se borran, por el contrario se reproducen en mi espíritu y en todo lo que me rodea. La perfección, la belleza, la inteligencia, todo se torna gris sin ti. Mi amor, te necesito, no permitas que esta pena continué… Te necesito para seguir mi amor, vuelve para ser tuyo, para ser de ti mi única razón, mi perfecto universo.

lunes, 10 de marzo de 2008

ME HE VUELTO MASOQUISTA?

Cuándo se acabaran las lágrimas. Cuándo desaparecerá este sentimiento que hiela la piel y congela el alma. Por qué aún te sigo esperando, por qué sigo soñando con tus promesas, con tus palabras vacías, y tantas noches sin luna. ¿Me he vuelto masoquista?, no lo sé. Extraño la blandura de tus labios, tu piel blanca, tus ojos negros, tu sonrisa tímida y como negarlo, extraño tu cuerpo. Si te tuviera enfrente, correría a tus brazos, te saciaría de mi aliento, y sin importar el pasado, te diría te amo. Te amo con la misma intensidad de aquel primer 30 de mayo. Te amo y ruego a Dios porque este sentimiento desaparezca pronto.

Te extraño tanto, tanto que no podría vivir extrañándote. No viviría sabiendo que tus labios tienen otro dueño, que es otro el que recorre los canales que marcaron mis dientes, mientras mi lengua intentaba inútilmente borrar historias del pasado, para dejar un lienzo nuevo, un manjar sólo para mi. Te extraño.

Pregunto nuevamente, ¿me he vuelto masoquista? Tal vez si. Extraño tus tonos, tu boca acariciando mis pestañas, tus suspiros deslizándose por mi pecho, atravesando mi abdomen y recorriendo el intricado camino que lleva hasta la punta de mis pies. Extraño el color de los días en los que estabas conmigo. Cómo fue que te marchaste. Cómo fue que me dejaste de amar. Extraño tus abrazos, tus mimos, tu desnudez. Extraño hablar de ti, escribirte mil versos y soñar con ese futuro lejos del mundo, lejos de todo, un futuro para los dos. Extraño llevar la dorada argolla que adornaba mi dedo, aquella con la que me juraste me amarías cada mañana de este siglo. Como quisiera que hubieras cumplido, así eso significara mi muerte. Te extraño.

¿Me he vuelto masoquista?, si. Te extraño tanto, que hasta extraño tus mentiras…

sábado, 8 de marzo de 2008

SI, A TI TE HABLO...


Escribiendo por una razón, por un ideal, por la amistad. Hoy escribiendo por ti, mi bella y alocada amiga. Muchas veces te lo he dicho, he confesado que más que tu amigo me siento tu hermano, una parte de tu ser. Dios enloqueció en un momento lejano, entre el barro y la manzana, y al parecer sí creo una versión femenina de mi costilla has sido tú. Me alegra tenerte cerca, me maravillas con tus palabras, tus locuras, tus metáforas adheridas a la belleza sin igual de tus ojos. Me encanta cuando ríes, cuando gritas, cuando lloras. Mirarte es ver el sol en blanco y negro, la luna en llamas y los seis colores del océano multiplicados por mil. Mirarte, no se compara con escucharte, una versión única de lo que podrían ser las más profundas reflexiones, lo jamás escuchado y el amor hecho palabra.

Hoy me siento impotente ante tu situación, sé que tu corazón ha sido robado, que tu mente se ha traicionado a si misma, que has sido acariciada, besada sin estar ahí. Conozco la razón de tu desazón. Conozco en la inmaterialidad esos ojos de los que se has sido victima, esa mirada que logró desnudarte, y a la que consideres lo suficientemente diferente como para no lanzarte. No sé que podría hacer, aparte de lo que hago. Intentar llamar la atención de alguien, esperando que comprenda que tu tibia y coralina piel le espera. Que tus símiles arden por demarrarse en sus oídos y que tus labios con desespero insisten en tatuar los suyos.

Si, a ti te hablo. A ti corazón lejano, amigo en la distancia. Compañero de retóricas, finas palabras y elocuentes frases. Cómo a veces podemos ser tan ciegos. Cómo la literatura, la universidad, el arte y la ciencia se pierden en lo que todos podemos saber, en lo que se encuentra en los libros, y nunca podrían enseñar lo que ella si haría, lo que ella mejor que nadie te enseñaría. Los sentimientos, el corazón a mil, la piel, la mirada, la brisa derramada y la palabra sin metáfora no se enseñan, se aprenden cuando se es lo suficientemente sensible y especial para descubrir en los cristales de la mirada la voluntad plena, de aquella que lo haría todo por ti….

sábado, 1 de marzo de 2008

CANSADO DE RESPIRAR...

A veces también me canso. Me canso de mirar la escena y no se parte de ella. Me canso de estar tras bastidores mientras Romeo y Julieta recitan las más bellas frases. No sólo me canso de no estar frente a la cámara, me canso simplemente de “no estar”. Me canso de ser el roble más grande, la cascada de agua salada y la semilla que nunca llegará a germinar. Como vez me canso, y lo hago mucho. Me canso de ser comparado, de que las personas piensen que soy el mejor, es tal vez esta mi cruz más grande y lo que más me cansa. Me canso de vivir, de sentir y no ser correspondido. Me canso y me arden los ojos de llorar. Me canso de llorar ahora frente a la pantalla, y recordar mientras escribo esa mirada que tu conoces, y que juntos sabemos, que ha sido mi primer engaño. Me canso de sentir que no puedo más, que el corazón se me parte y que mi pecho esta vació. Me canso de odiar a mi corazón por seguir latiendo, lo odio porque si parara al menos tres segundos no tendría que soportar esto más… Me canso y me he cansado mil veces, pero por alguna razón Dios me quiere aquí; dolido, decepcionado, solo y sobre todo cansado, cansado de respirar…